A quien pueda interesar: el 2 de julio del año pasado, como en este periódico (y en otros) nos encargamos de recordar, se cumplieron 25 años del fallecimiento de un talento puro. En su tierra natal, San Fernando (Cádiz), el ángel caído de Camarón fue recordado entonces y se le echó tanto de menos a él como a las instituciones del estado después. Como decía ayer a Efe Alexis Morante, director del documental «Camarón: flamenco y revolución», «en cualquier lugar de Estados Unidos, a una figura de este calibre, cuando se cumplen veinticinco años de su muerte, se le hubiesen hecho todo tipo de homenajes y celebraciones. Pasa así con las estrellas del blues o del jazz. A Camarón no se le había hecho justicia con una película documental de cine», lamentaba. No ha habido en España, como asegura Morante, una celebración de su genio de primera línea institucional. Y es que en España rendimos homenajes a nuestros escritores con cumplida periodicidad, y a los pintores les sirven de albaceas los museos. Pero quizá no tengamos esa conciencia con la música popular. También es verdad que el legado de Camarón está enturbiado por la actitud de sus herederos e indiscutiblemente hay multinacionales discográficas que buen partido sacan todavía de sus derechos de propiedad intelectual, pero que no nos vengan con excusas. Morante explicaba que para la película, que se podrá ver próximamente en el Festival de Cine de Málaga, ha recuperado cintas de VHS que la familia tenía en unas cajas «y que estaban muy deterioradas», con escenas poco vistas como la de Camarón tocando la guitarra junto a una piscina y en la que observa a un pastor en la iglesia a la que le llevó La Chispa (su viuda), «que es un momento muy emocionante y va a sorprender». Si un particular ha podido rescatar este material, ¿cómo no se ha ocupado de ello antes la Junta de Andalucía? ¿cómo se explica su inacción y la del Ministerio de Cultura? Esta oportunidad ya la hemos perdido, aunque también es verdad que los muertos son muy agradecidos y pronto llegarán los 30 años de esta ausencia. Camarón nos está esperando.
