El presidente ejecutivo de Facebook acababa de completar una etapa de una gira por Estados Unidos, que desató los rumores sobre una carrera presidencial en 2020. Doce meses tumultuosos después, el Sr. Zuckerberg va a Washington, pero no para ser escuchado sino para ser investigado
El ejercicio es prácticamente una tradición estadounidense: ejecutivos de aerolíneas, bancos, compañías de crédito y tabaco. Pero para Zuckerberg, un CEO cuya imagen personal es inseparable de la compañía que fundó, es un símbolo de su pérdida de control del relato, como ellos suelen llamarle.
Primero fue Zuck el "valiente” el chico que hacía de hacker de la habitación del dormitorio universitario. Luego vino "Zuck como líder mundial", un período en el que el CEO viajó por el mundo, se reunió con líderes, se vistió de vez en cuando con un traje y habló con autoridad sobre sus ambiciones globales y valores sociales. Ahora entra en una nueva fase: “una travesía en el desierto legal”, la enorme máquina de relaciones públicas se ha roto.
La pérdida de brillo de la imagen cuidadosamente construida de Zuckerberg había comenzado mucho antes del informe de marzo sobre uso indebido de 87 millones de datos de usuarios. No fue solo Cambridge Analytica, las elecciones de 2016 y las operaciones de influencia rusa. Los escándalos de los últimos 18 meses son demasiado numerosos para contar, y abarcan temas tan graves como la violación de las leyes de derechos civiles, la colaboración con dictadores y la limpieza étnica.
La respuesta de Zuckerberg fue tan ofuscada como sus prácticas. Durante cinco días completos, Zuckerberg permaneció en silencio. Las personas que recurrieron a la cuenta de Facebook de Zuckerberg en una búsqueda de respuesta del líder de la compañía encontraron solo una instantánea del CEO y su esposa horneando pasteles.
