Los madrileños echaban de menos El Retiro. A pesar de que el día no invitaba a pasear al aire libre, los caminos principales del pulmón verde de la capital no estuvieron desiertos ayer en su reapertura tras catorce días con las verjas cerradas. Gran parte del parque cuenta aún con zonas acordonadas en las que continúan las inspecciones. Desde el 1 de marzo hasta el 5 de abril, las condiciones climatológicas adversas provocaron la caída de grandes ramas en 31 ejemplares y el derribo de otros 28. Tras un estudio, los operarios municipales talaron 71 árboles, y once se encuentran aún pendientes de ser apeados. La consecuencia más grave fue la muerte de un niño de cuatro años golpeado por un ejemplar que se vino abajo el pasado 24 de marzo.
Entre los visitantes paseaban ayer por el entorno del Estanque Grande, la zona más concurrida, había división de opiniones. Si bien algunos aseguraron que no sentían ningún peligro, otros se mostraron más cautelosos. Los turistas caminaban ajenos a la problemática. Las terrazas de los establecimientos hosteleros del interior de El Retiro volvían a tener clientes refugiados bajo las sombrillas, mientras que prácticamente la totalidad de los quioscos aún tenían la persiana echada. También volvieron los corrillos de visitantes buscando la mejor foto frente al monumento en honor a Alfonso XII.
La lluvia evitó en gran medida que los más pequeños llenasen los parques infantiles, aunque algún valiente se resistió a renunciar a los toboganes. El entorno de la puerta de la Reina Mercedes, donde perdió la vida el pequeño de cuatro años, era una de las zonas más desérticas. Las vallas aún impiden el acceso peatonal al entorno, pero los visitantes pueden ver sin dificultades la cicatriz que dejó en la tierra el pino piñonero que causó la tragedia. Los columpios que se encuentran a tan solo unos metros de distancia también están clausurados de forma temporal.
Los responsables del Ayuntamiento recuerdan a los usuarios la necesidad de seguir las instrucciones de seguridad que se encuentran repartidas por todo el perímetro del parque, y las grúas ubicadas en torno a algunos de los árboles de mayor tamaño dan fe de que las revisiones no han concluido.