Cuenta en sus memorias un sobreviviente de la catástrofe que “el terremoto de Áncash costó un Perú para su pueblo”. Setenta mil víctimas, un sinfín de heridos y desaparecidos dejó el sismo aquel 31 de mayo de 1970. Fidel supo de los hechos. La nación inca y Cuba no tenían relaciones diplomáticas. Sin embargo, para el líder de los cubanos esta no sólo era “la tragedia del Perú sino de toda la Humanidad”.