El Gobierno quiere detenciones en el entorno de los Comités de Defensa de la República. Así de alto y claro ha llegado, tal y como contó ECD, a mandos de los Mossos. La Fiscalía y la Audiencia Nacional se han propuesto perseguir las conductas delictivas de las últimas semanas.
Y en los CDR ya saben que están en el punto de mira de la justicia española. De hecho, tal y como ha podido constatar ECD con fuentes de estos CDR, la consigna que se ha dado en las asambleas de los últimos meses es la de aumentar las medidas de autoprotección.
Así consta en documentos de “Actas de Asambleas Abiertas” que ha podido conocer El Confidencial Digital. En uno de ellos, por ejemplo, se explicita la necesidad de “evitar contactos con medios de comunicación españoles” que puedan ofrecer una imagen “no deseada” de los comités.
Además, se ha limitad de forma sustancial la información sobre iniciativas y actos de protesta que comparten en sus redes sociales y canales de comunicación –como las decenas de canales de Telegram que gestionan-. Saben, dicen, que están siendo vigilados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y se protegen contra ello.
Pero esta protección no sólo se dirige hacia fuera, sino también hacia dentro de las propias organizaciones. Según explican fuentes próximas al movimiento de los CDRs, se está llevando a cabo un “pulso interno” entre distintas corrientes, que abogan por métodos totalmente diferentes.
Los CDR se califican a sí mismos como movimientos de resistencia cívica pacífica. Sin embargo, las algaradas ocurridas en diversas protestas recientes, como el intento de asalto a la Delegación del Gobierno de Barcelona o el sabotaje a los peajes, dan a entender que hay quien aboga por métodos más contundentes de protesta.
“Hay miembros de los CDR que apuestan por vías mucho más radicales, que no encajan en la concepción pacífica que tienen otros miembros” explican. Esa batalla interna por lograr el liderazgo e imponer una forma de actuación determinada se está produciendo ahora mismo en el seno de muchos de las docenas de comités territoriales.
En la mayoría, explican estas fuentes, está ganando el pacifismo. Un ejemplo: en una asamblea reciente de un comité de la provincia de Barcelona –que las fuentes piden no identificar- se expulsó a uno de sus miembros por proponer un acto de sabotaje al transporte urbano utilizando cocteles molotov.
Sin embargo, explican estas voces, en otros comités soplan vientos distintos. Y así lo atestiguan fuentes de la seguridad del Estado, que muestran su preocupación por el avance de la violencia dentro de los CDR.
Según sus estimaciones, hay comités en los que el porcentaje de quienes apoyan métodos más radicales supera ampliamente a quienes abogan por vías más pacíficas. Especialmente, dicen, en la provincia de Barcelona.
Además de eso, el principal riesgo que señalan las fuentes policiales consultadas apunta a una posible unificación de aquellos activistas más violentos, los que sean apartados o expulsados, en comités ‘revolucionarios’ más o menos clandestinos y al margen de los movimientos CDR.
La situación más grave que entra dentro de las previsiones apunta al nacimiento de un movimiento callejero similar a la ‘kale borroka’ que sustentó la lucha de base de ETA en el País Vasco durante décadas. Y que podría convertirse, tal y como valoraron fuentes de la seguridad del Estado a ECD, en el embrión de una nueva ‘Terra Lliure’.
