Fernando Alonso siempre será recordado, más allá de sus dos títulos, por haber descubierto a España la Fórmula 1. El piloto asturiano, en su etapa más exitosa, llegó a congregar a millones de espectadores frente al televisor. Muchos de ellos, ante la falta de triunfos y la falta de visibilidad de este deporte en abierto, han decidido mirar para otro lado. Sin embargo, permanece intacta la ilusión de ver a otro español en el podio con asiduidad. Y lo más probable es que el protagonista no sea Alonso, sino Carlos Sainz.
No por la edad, la cual da razón al madrileño (diez años menor), sino más bien por la escudería en la que se encuentran, que al fin y al cabo es la encargada de brindar posibilidades reales a los pilotos, en este deporte donde el resultado casi siempre queda determinado por el potencial del monoplaza. El hijo del vigente campeón del Rally Dakar tiene abiertas dos vías de cara a su futuro más próximo, y ambas parecen lo suficientemente suculentas como para, al menos, pelear por el podio en 2019: Renault o Red Bull.
En declaraciones a Motorsport, Sainz ha confesado lo extraño de la situación que vive actualmente en el ‘gran circo’: No sé de muchos pilotos que estén cedidos en préstamo, es más algo que pasa en el fútbol. Es una situación un tanto extraña, soy un caso especial ahora mismo, por eso no puedo dejar que se me suba a la cabeza". Sainz, tras su buen rendimiento en Toro Rosso y el alto nivel de los dos pilotos de Red Bull, puso rumbo, de forma esporádica, hacia Renault, en un paso que él mismo ha tildado como “especial”.
La duda que emerge ahora en el horizonte es que opción es más atractiva para el español en los próximos años. Las puertas de Red Bull depende de la salida, o no, de Ricciardo, que podría cansarse de competir ante Verstappen, el joven al que el equipo de las bebidas energéticas más ha favorecido en el último lustro. Sainz ya lo sabe bien. Hizo más méritos para llegar a Toro Rosso, pero primero llamaron al belga. Y después, con un ritmo similar, tampoco le designaron a él para subir al ‘primer equipo’.
Más allá de eso, está otro caso especial, el del motor Honda. Red Bull tiene prácticamente decidido apostar seriamente por los nipones, tras hacerlo con su escudería filial en este 2018. El objetivo, ser los únicos provistos por esa unidad de potencia, y tener opción alguna de sorprender al resto. Un guión similar al que siguió Alonso en 2015 y que no le trajo más que desgracias. No obstante, de momento están satisfechos con la línea ascendente de Honda, o al menos eso dicen de puertas para afuera.
La apuesta de Renault parece la más solvente. Hulkenberg es un compañero de cierto nivel, pero en la escudería francesa no le tendrían como número uno indiscutible. A partir de ahí, disfrutaría de todas las ventajas de estar en un equipo de fábrica, todo lo contrario de lo que le sucederá a Alonso. Un equipo cliente nunca podrá ser mejor que el proveedor, a excepción de Red Bull, que lleva más años con el motor Renault, que la propia marca francesa. Además, desde el regreso del equipo en el que Alonso cosechó sus éxitos, los plazos se han cumplido a la perfección, con pasos evidentes hacia delante.
Si nada cambia, con el transcurso del tiempo Renault podría estar de nuevo en la batalla con Mercedes y Ferrari, como en los viejos tiempos, mientras que McLaren se verá relegado siempre a su sombra. Lo importante ahora es saber cuánto poder de decisión tiene Sainz en lo que pueda pasar en un futuro. En Red Bull, estarán encantados de contar con él si Ricciardo decide marcharse, pero si el madrileño fuerza, su futuro podría ser esperanzador con Renault. Sea cual sea su rumbo, con el tiempo estará más cerca de ser campeón del Mundo.