Prisión para la reinserción y no como venganza. Bajo esta premisa, los estudios de arquitectura daneses Friis & Moltke y Schmidt Hammer Lassen han diseñado una nueva prisión en Groenlandia que bien podría ser un hotel de montaña. Una cárcel «más humana» aclaran la directora del proyecto, Jette Birkeskov Mogenson, y el arquitecto jefe, Thomas Ruus Christensen. El nuevo recinto penitenciario bautizado como «Ny Anstalt» se encuentra en construcción a 265 kilómetros de Nuuk, la capital de Groenlandia.
La población de Groenlandia no supera los 70.000 habitantes por lo que no sorprende que estemos hablando de una prisión de 76 celdas, de las que 40 serán de máxima seguridad. Los presos que ocupen las otras 36 podrán salir a trabajar a Nuuk y regresarán a dormir.
Con un diseño de vanguardia y grandes ventanales hacia la imponente montaña de Sermitsiaq, Ny Anstalt se asemeja a un resort de esquí con habitaciones de doce metros cuadrados. Se prevé que estará terminada para el próximo año y la filosofía del centro apuesta porque los presos vivan en condiciones normales para facilitar su rehabilitación a través de un entorno que se aleje del castigo y se acerque a la idea de un correccional. Ninguna de las celdas tiene barrotes en las ventanas y los presos disfrutarán de vistas hacia el Sermitsiaq, lo que les permite sentir la libertad. Un innovador sistema de seguridad y un muro hacen que la prisión sea una prisión.
Groenlandia cuenta con seis prisiones, con capacidad para un total de 154 reclusos y no hay espacio para aquellos que necesitan estar más vigilados: los considerados «peligrosos». Esta isla congelada es una excepción entre los países nórdicos, que por lo general tienen tasas de criminalidad muy bajas: la autonomía danesa tiene una proporción de ciudadanos enviados a prisión tres veces mayor que Finlandia, Escandinavia o Islandia, razón por la cual han tenido que trasladar presos a cárceles de Dinamarca.
Desafío técnico
Construir un edificio recto y estable en la ladera rocosa y desigual de la montaña Lille Malene fue todo un desafío técnico: la prisión es de hormigón para que soporte el duro clima del Ártico, y el muro perimetral está diseñado para que parezca menos amenazante que una pared de prisión típica.
Ny Anstalt cuenta con áreas comunes como una cocina, un centro deportivo, una biblioteca y una iglesia. Busca que los presos se reintegren en la sociedad y no vuelvan a delinquir. Según Birkeskov, los estudios que han sido analizados para desarrollar esta nueva cárcel demuestran que los presos de un recinto penitenciario «más humano» como el que se está construyendo aquí, al sur del Círculo Polar Ártico, tienen mayor posibilidad de reintegración exitosa en la sociedad, con menores tasas de reincidencia.