Después de varias semanas anunciado repetidamente la «Gran Marcha del Retorno» hacia la frontera entre la Franja de Gaza e Israel para exigir el regreso de los refugiados , Hamás llevó acabo ayer su plan y la zona se convirtió en escenario de disturbios violentos que terminaron, según fuentes palestinas, con, al menos 15 palestinos muertos por disparos israelíes y más de 2.000 heridos. Alrededor de 30.000 palestinos se agolparon cerca de la valla fronteriza entre la Franja de Gaza y el vecino territorio israelí. En seis focos principales a lo largo de la cerca se registraron numerosos disturbios. Varios palestinos lanzaron botellas incendiarias, neumáticos ardiendo y piedras hacia la cerca en un intento de derribarla y de chocar con las tropas israelíes apostadas a tan solo 50 metros, tras montículos de tierra erigidos como obstáculos. Ambas partes se echaron la culpa de lo ocurrido.
El Gobierno palestino reunido en Ramala responsabilizó totalmente a Israel y exhortó a la comunidad internacional «a tomar medidas para frenar el derramamiento de sangre palestina». Por su parte, el ministro de Defensa de Israel Avigdor Liberman exhortó a la población palestina a no dejarse manipular por Hamás, al que acusó de «jugar con la vida de los palestinos». Liberman sostuvo que la organización terrorista que gobierna la Franja incitó a los disturbios palestinos para provocar a Israel.
A media tarde, el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, Ronen Manelis, declaró que todos los muertos tenían entre 18 y 30 años, y que habían participado en disturbios e incitado a choques violentos. Según él, dos de los muertos eran miembros de uno de los brazos de Hamas. El portavoz aseguró que los soldados abrían fuego de forma precisa hacia los principales instigadores de la violencia. El Ejército se había preparado de antemano con numerosos elementos para dispersar manifestaciones a fin de minimizar el uso de balas, pero al mismo tiempo había aclarado que no permitirá bajo ningún concepto la violación de su soberanía y el cruce de la frontera. «Hubo numerosos intentos de romper la cerca fronteriza y estimamos que estos continuarán», dijo Manelis . El jefe del Comando sur, Eyal Zamir, aseguró que «en medio de los disturbios, hay intentos de perpetrar atentados».
Lo sucedido ayer en la frontera fueron, según dijo de antemano Hamás,es únicamente el comienzo. La intención es llevar adelante numerosas protestas multitudinarias junto a la valla que separa Gaza de Israel a lo largo de las próximas semanas, hasta el 14 de mayo, fecha del 70° aniversario de la creación de Israel, que los palestinos consideran el «día de la Nakba», o sea «catástrofe». En este periodo de tiempo también será trasladada la embajada de Estados Unidos a Jerusalén como ha ordenado Donald Trump, otro momento explosivo contra el que los palestinos, cabe suponer, se manifestarán de forma violenta.
Los israelíes alegan que el problema de fondo es que Hamás «usa cínicamente a su población» para provocarles. Una de las figuras de la organización terrorista fue fotografiada ayer cuando llegaba a la zona de disturbios cerca de la frontera con un bebé en brazos. Y en otro caso, oficiales israelíes identificaron a una niña de unos 7 años junto a la cerca.
Durante los altercados de ayer, los soldados israelíes estaban apostados de su lado de la frontera y no dentro de la Franja de Gaza, de la cual Israel se retiró hace doce años, en setiembre del 2005. Es por ello que Israel sostiene que la responsabilidad por lo que ocurre en su interior es íntegramente del Hamás, que está a cargo de la situación desde que tomó el poder en 2007.