Gibraltar proyecta una larga sombra sobre las negociaciones del Brexit. Bruselas y Londres anunciaron ayer un acuerdo sobre el grueso del texto jurídico del Acuerdo de Retirada de Reino Unido del club europeo y sobre el periodo de transición de 21 meses, que se extenderá desde marzo de 2019 a hasta finales de 2020.
Aunque el gran choque de intereses sigue en la frontera entre Irlanda y el Ulster, la pequeña colonia británica continúa siendo una molestia recurrente para Londres. Ayer, el negociador jefe para el Brexit, Michel Barnier, reiteró de nuevo el apoyo a España: «El Gobierno español puede contar con la solidaridad de los socios de la UE», dijo. La frase fue pronunciada tras el brindis al sol del británico Davis, que afirmó taxativamente que el acuerdo de transición incluía al Peñón. No es así: el borrador del texto jurídico que sellaron ayer lunes la UE y Reino Unido recoge que «incluido el periodo de transición, se deben respetar plenamente los párrafos 4 y 24 de las orientaciones del Consejo». Estos dos puntos son los que levantan más ampollas en la Roca, ya que dan a España poder de veto a Madrid para que cualquier acuerdo se aplique en Gibraltar.
David Davis cumplió con su papel cuando afirmó que «el acuerdo cubre Gibraltar y estamos manteniendo unas negociaciones muy constructivas con España, que espero que sigan siendo constructivas». A su lado, Barnier cerraba filas con España y recordaba que «Reino Unido y el Gobierno español han iniciado bilateralmente una discusión para resolver una serie de cuestiones en suspenso. Deseo que esta discusión sea positiva y por lo que tengo entendido ambas partes están avanzado en las negociaciones. Pero su resultado es fundamental para el acuerdo del que estamos hablando». Barnier quiso precisar también que los jefes de Estado y de Gobierno de los 27, de la misma manera que Bruselas, «han indicado su posición sobre la cuestión de Gibraltar en solidaridad total con el Gobierno español». En este sentido siguen siendo «válidas» las directrices negociadoras, validadas en dos ocasiones por los Estados miembros, que condicionan la aplicación de los acuerdos sobre el Brexit siempre y cuando haya un acuerdo previo entre Madrid y Londres, tal y como ha recordado este lunes el ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis.
El jefe de la diplomacia española ha confirmado en rueda de prensa que Madrid está siendo constructiva en las negociaciones. La actitud del Ejecutivo español «demuestra el extremado enfoque constructivo» y su «preocupación principal» es salvaguardar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores que se desplazan cada día desde España, explicó.
En este sentido, España no va a plantear la soberanía durante las negociaciones del Brexit, según confirmó Dastis, aunque es algo a lo nunca va a renunciar. «Lo que nosotros no queremos es convertir la negociación del futuro acuerdo entre Reino Unido y la UE en rehén de una cuestión a la que nosotros nunca vamos a renunciar pero en términos temporales es difícilmente casable con un acuerdo que hay que tener cerrado por un lado en octubre y por otro en un año y medio», aseguró el ministro en Bruselas.
Dastis mostró ayer lunes su confianza en que España y Reino Unido lleguen a un acuerdo sobre Gibraltar antes de que la Unión Europea y Londres firmen el acuerdo sobre el Brexit y el periodo de transición, un paso que ambas partes quieren dar, a más tardar, en octubre de este año. Como no podía ser de otra manera, el jefe de la diplomacia española fue ambiguo al informar sobre la marcha de las negociaciones: «¿Cómo de cerca estamos de ese acuerdo? Estamos en ello. Estoy esperanzando en que antes de que haya que firmar el acuerdo en torno a octubre, a lo mejor antes, podamos alcanzarlo», dijo en su rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE.
Se da la circunstancia de que España entró en la Unión Europea sin condiciones sobre Gibraltar, un hecho que llevó a abrir la Verja que separa la colonia británica de La Línea poco después de la llegada al poder del PSOE en 1982. 36 años después han cambiado las tornas y España goza de una oportunidad histórica sin precedentes para hacer valer su reivindicación de soberanía sobre Gibraltar. Gracias al apoyo de Bruselas, su posición negociadora es inmejorable. Por su parte, ayer en Madrid, el embajador británico Simon Manley evitó dar detalles sobre las conversaciones que España y Reino Unido han emprendido. Sobre este asunto, se limitó a decir que se está trabajando estrechamente con Gibraltar y también con España de manera constructiva.
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