«Está todo muy enmarañado». Así, con esta lapidaria frase se pronunciaba un alto dirigente independentista preguntado por el minuto y resultado del nuevo atasco de la situación política catalana. Si el viernes estaba todo «atado y bien atado», los últimos acontecimientos hacen prever un nuevo bucle. Junts per Catalunya no ha presentado un candidato a sus «socios» de Esquerra Republicana, incumpliendo –una vez más– los acuerdos alcanzados que algunas fuentes dicen que habían sido incluso firmados. Sergi Sabrià, el portavoz republicano, era optimista y afirmó que hoy sería «un día clave y pasarán cosas». Las cosas a las que se refiere el portavoz de ERC se reducen a una: Junts per Catalunya presentaría un candidato cuando la Sala de Recursos del Supremo niegue a Jordi Sánchez su libertad tras su apelación a la decisión del juez Pablo Llarena.
La posición de ERC no es compartida. En el PDeCAT no quieren hablar de candidatos hasta que se haga efectiva la decisión del Supremo y desde Bruselas son más pesimistas: «Si Sánchez no anuncia que tira la toalla, esto tiene toda la pinta que se alargará». En resumen, la previsión de que el presidente de la Cámara, Roger Torrent, aprovechara la reunión de la Mesa del Parlament y de la Junta de Portavoces para anunciar una nueva ronda de consultas y convocar pleno mañana se diluyeron de nuevo en el laberinto del independentismo. En palabras de un alto cargo, «estamos en colapso y la solución no parece inminente». Solo ERC apunta un poco de luz apostando que el «pleno pueda celebrarse esta misma semana», tal y como adelantó LA RAZÓN el viernes. La Mesa del Parlament se limitó en su reunión de ayer a analizar la propuesta de Ciudadanos de convocar un pleno para forzar el reloj de la investidura, pero fue rechazada tal posibilidad. Torrent contestó, por carta, a la líder del partido naranja, Inés Arrimadas, que «mi deber es defender los derechos de Puigdemont y Sánchez». El presidente del Parlament sí mostró su voluntad de «encontrar una forma política» para recuperar el gobierno de la Generalitat y afeó a Arrimadas que no haya presentado una candidatura recordando que la única que tiene en su poder es la de Sánchez.
De hecho, está todo como hace una semana, o dos, o tres. Se anuncian acuerdos que tienen fecha de caducidad casi inminente. Si la pasada semana se daba por hecho que Carles Puigdemont y Toni Comín dejarían su escaño para facilitar una mayoría independentista que debería contar con la abstención de la CUP, hoy vuelve a estar verde. Según ERC y PDeCAT, se exploran todas las posibilidades de un «acuerdo a tres» con los anticapitalistas, que no parecen, a priori, demasiado interesados. Sobre todo, porque ni Puigdemont ni Comín quieren dejar sus escaños. Ayer, una delegación de ERC se entrevistó con el que fuera consejero de Sanidad y no logró convencerlo para que dejara su escaño.
Los más optimistas no descartan que todo se acelere en las próximas horas, pero imperan los más pesimistas, sobre todo, porque en Junts per Catalunya no hay consenso sobre quién debe ser el tercer hombre –o mujer– tras las investiduras nonatas de Puigdemont y Sánchez, ni se tiene garantizada una mayoría que haga posible la investidura tras el amago de la CUP a votar en contra de Jordi Turull.
Asimismo, el ex presidente de la Generalitat podría regresar a la carrera por la presidencia si consiguiese forzar el cambio de la Ley de Presidencia de forma inminente, después de que ayer la Mesa de la Cámara catalana aceptara tramitar la reforma de esta norma para que pueda haber investiduras a distancia. Sin embargo, se antoja complicado que la modificación de la ley sea rápida, ya que tanto PSC como C's tienen previsto plantear una batería de recursos, entre ellos, una petición de consulta al Consell de Garanties Estatutaries, que tardaría siete días en responder. Por tanto, según las estimaciones más optimistas, hasta después de Semana Santa no sería posible que obtuviera luz verde.
En este laberinto en el que se busca Fauno, aparece en escena la Asamblea Nacional Catalana que tras el bronco proceso electoral se cierne la amenaza de ruptura y de escisión. Liz Castro, que ganó las últimas elecciones y fue descabalgada de la presidencia por pactos en el Secretariado, ha pedido la anulación del proceso electoral tras el veto a la candidatura de Antonio Baños, ex dirigente de la CUP.
Xavier Doménech, el máximo responsable de los Comunes en el Parlament, atizó las ascuas criticando el papel de los independentistas a los que acusó de «despreciar el autogobierno catalán» por no formar gobierno afirmando que «ERC, JxC y la CUP están más lejos que nunca». Su formación reiteró que no facilitarán «una propuesta de presidente de JxCat».