Al salir la papeleta del FC Barcelona, al bueno de Francesco Totti se le dibujaba una sonrisa pícara en el rostro. Era una sonrisa como de futbolista en activo, como convencida de poder hacer daño, pero el caso es que al Barça le ha tocado el rival que todos querían, el teórico «caramelo» de los cuartos de final de la Champions League.
Antes de que Shevchenko pusiera a rodar la bolas, muchos se preguntaban qué hubiera sido del sorteo con el Atlético de Madrid en el lugar de la Roma. El equipo italiano fue uno de los responsables de la eliminación temprana de los rojiblancos y tiene en su portero, el brasileño Alisson Becker, un salvavidas. Los de Simone se estrellaron con él en el primer partido (0-0) de la fase de grupos, aunque luego consiguieron ganar 2-0 en el Metroplitano.
Dicho esto, el poderío de la Roma está en la experiencia de Kolarov, el gol de Dzeko y el trabajo del «boina verde» Radja Nainggolan. Ellos son los jugadores con más minutos de una plantilla que no ofrece «a priori» mucho más peligro. Sí es verdad que están Perotti, viejo conocido de la afición española, o el singular El Shaarawy, pero parecen faltos de entidad como para tumbar al Barça. En lo que va de temporada, Dzeko lleva 17 goles por los 7 del argentino y el italiano del flequillo interminable.
En el cruce de octavos de final, la Roma tumbó al Shakhtar Donetsk sin mostrar tampoco un potencial fuera de lo común. Pasó a cuartos por el valor «premium» de los goles fuera de casa (2-2)... y poco más. En esos dos partidos contra los ucranianos (que no tienen tanto veneno como antes) los goles fueron obra de Ünder y Edin Dzeko, el hombre con más peligro del club romano.
Terceros en su Liga, afrontan esta competición sin nada que perder. En la Serie A están a 18 puntos de la Juventus (líder) y a 14 del Nápoles (segundo y eliminado de la UEFA Europa League), por lo que su pelea está por mantener la posición que les permita estar el año que viene en partidos como este. La ida será el 4 de abril en el Camp Nou y la vuelta en el Olímpico de Roma el día 10.
Si el Barça, y sobre todo Messi, rinden al nivel esperado, los de Valverde podrían viajar a Italia como quien va a cobrar un billete premiado. En su mano está, pues la Roma es el equipo que querían «todos».