El ataque al ex agente ruso Sergei Skripal con gas nervioso tensionó nuevamente a Rusia y Reino Unido. De hecho, la primera ministra británica, Theresa May, anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos. Según analistas internacionales, el gobierno de la nación más extensa del mundo tenía suficientes razones para eliminar a su ex espía.