El PSOE ha permitido este jueves que la derogación de la prisión permanente revisable siga su tramitación en el Congreso al votar en contra de las dos enmiendas de totalidad presentadas por el PP y Ciudadanos para conservar la vigencia de la pena, al menos hasta que el Tribunal Constitucional dictamine sobre su constitucionalidad. La votación se ha saldado con 166 votos a favor de las enmiendas de totalidad frente a 176 en contra y 1 abstención.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha querido mostrar personalmente su apoyo al mantenimiento de esta pena acudiendo a la votación del Congreso. Algo que habitualmente no suele hacer salvo en cuestiones excepcionales. Justo antes de empezar la votación, ha recordado que esta pena existe en la mayor parte de los países europeos. «No creo que haya razón para modificarla, creo que debería mantenerse en el Código Penal», ha subrayado.
Sentadas en la tribuna de invitados han seguido el Pleno las familias de las víctimas asesinadas en las circunstancias más atroces en los últimos años. Desde Juan Carlos Quer a Juan José Cortés pasando por María del Mar Bermúdez (Sandra Palo) o Antonio Del Castillo. Todos ellos han escuchado en directo cómo el portavoz del PSOE, Juan Carlos Campo, se quejaba desde la tribuna de oradores de que el debate se celebrara con «sabor a ira, a rabia, a sed de venganza» por la muerte del pequeño Gabriel Cruz y defendiera, parafraseando a Aristóteles, que la ley debe ser «razón libre de pasión». Ellos hasta ahora solo han pedido justicia. Su pretensión de mantenimiento de la prisión permanente revisable se hacía añicos, pese a haber conseguido el respaldo de casi tres millones de firmas.
El secretario general del PP, José Antonio Bermúdez de Castro, le había retado a mirar a los ojos a las familias de las víctimas presentes en la tribuna de invitados e intentar convencerles a ellas de que la prisión permanente debe derogarse. En lugar de eso, Campo, muy agresivo, se ha dedicado a culpar a los populares de estar utilizando a las víctimas y su dolor mientras acusaba a Ciudadanos de realizar un «ejercicio de transformismo obsceno» por cambiar de criterio sobre la prisión permanente revisable.
«Sin prisión permanente vencimos a ETA y con prisión permanente perdimos a Gabriel. Si tanto le preocupan las víctimas, el artículo 3 de sus estatutos habla de protección a las víctimas. Pues preocúpense de todas las víctimas porque hace 80 años que hay víctimas que están esperando todo su apoyo», ha rematado su discurso, entre críticas de la bancada popular.
Previamente y sin éxito, tanto el PP como Ciudadanos habían intentado hacer recapacitar al PSOE, rogándole que se abstuviera en la votación. De haberlo hecho, la derogación de esta pena quedaría paralizada. Eso es lo que proponía el texto alternativo de la formación naranja junto al cumplimiento íntegro de las penas y un endurecimiento del tercer grado. El PP apostaba, en cambio, por descartar la derogación y ampliar hasta trece los supuestos de aplicación de esta ley.
Con un discurso muy hábil y sin demagogia Bermúdez de Castro defendió el mantenimiento de la prisión permanente recordando que «la inmensa mayoría de la sociedad española» comparte esta causa y se trata de una pena «excepcional, de excepcionalidad gravedad, para los delitos mas atroces que merecen el mayor reproche penal». Ha puesto sobre la mesa como se trata de un castigo avalado por el derecho comparado y por el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos, siendo similiar al que existe en la mayoría de los países europeos y compatible con la reinserción al ser revisable a partir de los 25 años.
Desde Ciudadanos, su portavoz Juan Carlos Girauta, lanzó un mensaje directo a los socialistas: «Con todo el respeto ruego al PSOE que se abstengan, les quería pedir con todo el respeto que recapacitaran y se abstuvieran hasta que el TC tome una decisión».
