Los primeros registros llevados a cabo por la Policía en busca de Sonia Iglesias, desaparecida el 18 de agosto de 2010 en pleno centro de Pontevedra, no han dado resultados de momento, pero la actividad policial continuará. Igual que en las últimas horas se han inspeccionado a fondo algunos lugares que ya se registraron –como la casa de San Mauro en la que la que vivió Sonia con su pareja –, los agentes podrían volver sobre algunas de las fincas rústicas en las que ya estuvieron al inicio de la investigación (se cuenta con un listado completo de todas las propiedades de la familia). La mayoría son propiedad del padre de Julio Araújo, investigado por el homicidio de su pareja, y se reparten por varias zonas.
Araújo y su hermano David comparecieron el miércoles ante la Policía en calidad de investigados. En el caso de Julio, con quien Sonia tuvo un hijo, es la segunda vez que se le imputa por estos hechos. En los primeros días de investigación, la Policía logró reunir una serie de indicios contra él pero también en esas primeras semanas los agentes encargados del caso se dieron cuenta de lo difícil que iba a ser amarrar las pruebas. La mujer ya le había comunicado que lo iba a dejar y le había dado de plazo hasta el sábado siguiente para que se marchara.
Según ha podido saber ABC, Julio Araújo preparó varias coartadas y respuestas ante la posibilidad de que le consideraran el principal sospechoso como así fue. La mañana del 18 de agosto de 2010, miércoles, Julio llevó a Sonia al centro de Pontevedra para que ella dejara un calzado en el zapatero. En teoría, ya no la volvió a ver. Ella salió del local pasadas las 10.15 de la mañana y nunca más se supo. La versión de Araújo es que él regresó a la casa que compartían a poner la lavadora y planchar. Los investigadores sostienen que la mujer volvió a subir al coche.
A las 11.40 de la mañana, Julio llamó desde el teléfono fijo a su primo José y le invitó a tomar un café. Días después, este hombre declaró a la Policía que le pareció extraño que lo llamara porque no era habitual y además lo notó raro. Los investigadores no creyeron que esa comunicación fuera hecha de modo casual por Araújo, sino para que apareciera en el listado de llamadas cuando los agentes lo solicitaran.
A las 13.30 le llamaron desde la tienda de Massimo Dutti de la que Sonia era encargada preocupados por su inexplicable ausencia y porque no contestaba a su móvil. Según él, a partir de ese momento salió a buscarla. A las 15.15 de la tarde, el teléfono móvil de Araújo saltó en el repetidor del Monte Castrove, un lugar inexplicable para buscarla. No se pudo precisar en aquel momento qué distancia concreta abarcaba ese repetidor y si era posible que el teléfono hubiera saltado ahí por la saturación de otras antenas. Esa distorsión no ayudó en absoluto al avance de las pesquisas. Pero todavía había más sorpresas, preparadas a conciencia por el sospechoso, según creen los investigadores.
En el registro de la vivienda que la pareja compartía con su hijo (tenía entonces nueve años), en concreto en una papelera del baño se halló un preservativo usado. Araújo argumentó que era falso que Sonia fuera a dejarlo porque habían mantenido relaciones las horas anteriores. Los análisis de ADN confirmaron que había mentido: no había ni rastro de material genético de la mujer.
En esos primeros días se examinaron una a una todas las cámaras que podían arrojar luz, con especial atención a las de tráfico de la ciudad. Los investigadores han aportado un informe, cuyo contenido exacto no ha trascendido, que recoge el recorrido de un Daewoo Kalos, el coche que tenía Araújo, desde la plaza del Mercado (el inicio del recorrido a la hora en que Sonia habría salido del zapatero) hasta el final de la avenida Juan Carlos I, a menos de 300 metros de la casa de San Mauro, registrada el martes.
Al lado está también el cementerio del mismo nombre donde la familia tiene un panteón con 40 nichos. Según Efe, los investigadores preguntaron el miércoles en comisaría a Araújo por ese panteón. Querían saber si realizó alguna actuación u obra en el mismo y si su hermano le ayudó en ese tipo de obra. Dado que no prestó declaración, las dudas persisten y el juzgado, de momento, no ha autorizado ninguna exhumación u otro tipo de diligencia.
El informe de las cámaras de tráfico y el recorrido de ese vehículo (no se ve matrícula ni se distingue a quienes circulan) se ha puesto en relación con la declaración de una testigo que aseguró ver a Julio Araújo -le conoce- en un punto determinado de ese recorrido, al volante del coche. La última cámara que graba el Daewoo está a unos metros de la zona que ahora ha sido inspeccionada con todos los medios técnicos disponibles.