A Francisco le preocupan las consecuencias del uso excesivo de las redes sociales. Dice que le apena ver que «muchos jóvenes se sienten obligados a mostrarse distintos de lo que son en realidad, para intentar adecuarse a estándares a menudo artificiales e inalcanzables».
El Papa describe con crudeza esta situación, sin mencionar a Instagram, Facebook o Twitter: «Hacen continuos 'retoques fotográficos' de su imagen, escondiéndose detrás de máscaras y falsas identidades, hasta casi convertirse ellos mismos en un 'fake'. Muchos están obsesionados con recibir el mayor número posible de 'likes'».
Lo dice en su mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en ámbito local el próximo 25 de marzo, coincidiendo con el Domingo de ramos. Francisco dejó el texto listo antes de marcharse el domingo pasado a sus ejercicios espirituales en Ariccia, lejos del Vaticano. Se trata de un mensaje lleno de optimismo, pero también de propuestas exigentes.
«No dejéis que el resplandor de la juventud se apague en la oscuridad de una habitación cerrada en la que la única ventana para ver el mundo sea el ordenador y el smartphone», les pide. «Abrid las puertas de vuestra vida: Que vuestro ambiente y vuestro tiempo estén ocupados por personas concretas, relaciones profundas, con las que podáis compartir experiencias auténticas y reales en vuestra vida cotidiana».
Luego les anima a reconocer los miedos que les impiden construir algo grande con sus vidas. Para vencerlos, les aconseja que pongan nombre y apellidos a estos temores «para no perder tiempo y energías con fantasmas que no tienen rostro ni consistencia».
Luego enumera algunos de ellos. Habla del «miedo de no ser amados, queridos o aceptados por lo que sois»; el miedo «a no ser capaces de encontrar una seguridad afectiva y quedarse solos»; el miedo «a no poder alcanzar una situación profesional satisfactoria, a no ver cumplidos sus sueños»; o el miedo «a que Dios me pida demasiado» o a perseverar en la vocación.
«Si alimentamos el temor, tenderemos a encerrarnos en nosotros mismos, a levantar una barricada para defendernos de todo y de todos, quedando paralizados. ¡Debemos reaccionar!».
Francisco dice que «el miedo nunca debe tener la última palabra», les recuerda que su propuesta «no es para jóvenes que sólo buscan comodidad y que retroceden ante las dificultades», y se despide con una pregunta: «¿Aceptáis el desafío?».
El texto es el segundo de tres mensajes con los que está preparando la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Panamá en enero de 2019. En él, el Papa también dice que estudia confiar a jóvenes tareas de responsabilidad de la Iglesia.
«Vosotros, jóvenes, tenéis fuerza, atravesáis una fase de la vida en la que sin duda no faltan las energías», escribe Francisco. «Usad esa fuerza y esas energías para mejorar el mundo, empezando por la realidad más cercana a vosotros. Deseo que en la Iglesia se os confíen responsabilidades importantes, que se tenga la valentía de daros espacio; y vosotros, preparaos para asumir esta responsabilidad”, añade.
Sin duda, Francisco tiene previstas más de una sorpresa con vistas al Sínodo sobre los jóvenes que ha convocado para el próximo mes de octubre.