La abundancia de petróleo y gas puede llegar a ser una maldición si los ingresos que generan no se usan de forma adecuada. En jerga económica, esta trampa se conoce como síndrome o mal holandés, término que se acuñó después de que la industria de Holanda sufriera un duro golpe tras el descubrimiento de grandes yacimientos de gas cerca del Mar del Norte. Noruega ha sido uno de los países candidatos a sufrir este mal. Unas vastas reservas de crudo en un país que sólo tiene 5 millones de habitantes. Sin embargo, la era del petróleo está cerca de llegar a su fin y este país es uno de los más ricos del mundo.