Yo creía conocer la “Ruta funeraria” del llamado más universal de los cubanos, José Martí; sin embargo, con pesadumbre, el 17 de febrero de 2018 tuve que aceptar que era un analfabeto en algo tan esencial para la Cuba profunda, la que se lleva en el alma y se muere por ella; creo le sucede lo mismo a los once millones de la isla y probablemente a todos los que viven fuera de fronteras.