A la lavandería del Juan Sebastián de Elcano se accede por un par de empinadas escaleras que bajan a las entrañas del buque. En dos pequeños habitáculos, ocho lavadoras, otras tantas secadoras y el material para lavar, suavizante, lejía, quitamanchas y detergente, del que se embarcaron antes de salir de Cádiz más de 1.000 kilos. Sigue leyendo en La Voz de Elcano