Con la Reserva Federal habiendo instaurado ya cinco subidas de tipos de interés desde diciembre de 2015, los precios se han convertido en un referente esencial a la hora de seguir justificando la normalización monetaria a este lado del Atlántico. Sin embargo, a la hora de medir la inflación, el Índice de Precios al Consumo, comúnmente conocido como IPC, no es la única herramienta en manos del banco central estadounidense para tomar la temperatura al coste de bienes y servicios.