Jeremy Corbyn se encuentra en todo el centro de una polémica sobre su papel en la Guerra Fría durante la década de los 80. Varios medios británicos, entre ellos «The Times», aseguran que el líder laborista fue espía del bloque soviético durante este periodo. Exactamente habría trabajado como informante para los servicios secretos de Checoslovaquia.
Así lo denuncia un ex espia checo, Jan Sarkocy, que trabajaba para la policía secreta de este país, la Statni Bezpecnost (StB). Este confirma que conoció a Corbyn y se reunió con el en varias ocasiones en los años 1986 y 1987, incluyendo dos veces en el Parlamento británico cuando este era diputado.
No solo mantuvieron esos encuentros, sino que, según Sarkocy, fue un informante pagado al que se le conocía con el nombre en clave de «Agente Cob». Habría transmitido información de forma “consciente” durante esas reuniones.
Algo que niega el propio Corbyn, que admitía esos encuentros, pero insiste en que en todo momento pensó que este espía se trataba de un diplomático al que no ofreció ninguna información.
El ex agente desacredita estas declaraciones porque, según el «todos sabían que la palabra 'diplomático' era solo una tapadera para el espía. Fue una cooperación consciente». Y deja claro que Corbyn pertenecía a la red de contactos del servicio secreto checoslovaco «él era nuestro activo, fue reclutado y estaba recibiendo dinero de nosotros».
Sarkocy fue expulsado de Reino Unido por Margaret Thatcher en el año 1989 después de que se revelara su tapadera y se probara su estancia en el país como espía soviético.
No es la única acusación que ha tenido que oír en los últimos días el líder laborista. Corbyn se encuentra bajo presión ante las peticiones del Partido Conservador, encabezadas por la propia Theresa May, para autorizar la publicación de una serie de archivos de la Guerra Fría y en los que, según varios informes, supuestamente Corbyn habría mantenido también contactos de este tipo con la Stasi, la policía secreta de la extinta República Democrática de Alemania. La primera ministra británica le ha pedido “ser abierto y transparente” sobre sus vínculos con el bloque soviético.
No es el único señalado en las filas laboristas por estos hechos. Sarkocy también acusa al actual número dos del partido John McDonnell o al exalcalde de Londres Ken Livingstone de compartir información con agentes del bloque del Este y que esta fue recompensada. Se les pago, sostiene, entre 1.000 y 10.000 euros por información.
Algo que niegan desde la formación, un portavoz laborista compara las acusaciones de espionaje comunista con una «mala película de James Bond» y aseguraba que «la afirmación de que Corbyn era agente, activo o informante de cualquier agencia de inteligencia es completamente falsa y una mancha ridícula».