La Familia Real danesa y las principales autoridades del país han despedido este martes al Príncipe Enrique, esposo de la Reina Margarita II, fallecido hace una semana, en un funeral en la capilla del castillo de Christiansborg de Copenhague. La ceremonia ha reunido a 60 invitados, entre ellos la familia francesa del Príncipe y personal de la Casa Real, y ha sido oficiada por el confesor de la Reina y de su marido, Erik Norman Svendsen.
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En su homilía Svendsen ha elogiado su figura y su papel como apoyo de la Reina, pero resaltó también su desagrado con su rol de consorte y que su relación con los daneses no siempre fue fácil. «El príncipe ha sido él mismo y ha hecho lo que quería: pintoresco, intrépido y francés. A menudo eso tuvo eco en la prensa (...) Por un tiempo, sintió que directamente lo acosaban», dijo Svendsen.
Diez miembros de la Guardia Real portaron hasta el coche fúnebre el ataúd con el cuerpo del Príncipe, que, siguiendo su voluntad, será incinerado: parte de las cenizas serán esparcidas en el mar y parte depositadas en una urna que será enterrada en el jardín del castillo de Fredensborg, segunda residencia real y lugar de su muerte.
La Casa Real ha respetado su deseo de no ser enterrado en la catedral de Roskilde (este de Dinamarca), rompiendo la tradición centenaria de que los monarcas y sus cónyuges descansen allí, una decisión que obedece a su insatisfacción por no recibir el título de rey consorte.
En la iglesia de Christiansborg, que aeste lunes acogió una ceremonia para 200 invitados, se instaló entre el sábado y el lunes la capilla ardiente, abierta 15 horas en total y que, según cálculos de las autoridades, ha sido visitada por algo más de 19.000 personas. Antes del funeral el Parlamento danés celebró un acto en recuerdo del príncipe consorte, al que también asistió el primer ministro, Lars Løkke Rasmussen.
Difícil papel
La dificultad para encajar en su papel y sus quejas por sentirse discriminado al no tener título de rey consorte fueron una constante en Enrique de Dinamarca, un noble francés que conoció a la entonces princesa Margarita en su época de diplomático en Londres y con la que se casaría en 1967.
Enrique había recrudecido el tono de sus reclamaciones el verano pasado, afirmando que no quería ser enterrado con Margarita y acusando a la reina -por la que, a la vez, reiteraba su amor- de tomarlo «por tonto» y de no respetarlo. Semanas después la Casa Real informó de que padecía demencia senil y que se retiraba de la actividad pública.
Enrique de Dinamarca fue ingresado a finales de enero en el Hospital del Reino de Copenhague para ser tratado de una infección pulmonar y que se le examinase un tumor en el pulmón izquierdo, que resultó ser benigno. Pero el 9 de febrero su estado de salud empeoró y el príncipe heredero Federico suspendió su estancia en Corea del Sur, donde asistía a los Juegos de Invierno, para regresar a Dinamarca.