En la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF), histórico sindicato estudiantil, vivero de todas las elites socialistas desde hace varias décadas, imperó durante muchos años el acoso y la violencia sexual contra las militantes más jóvenes.
«Liberation» ha reconstruido esa historia, contando con el testimonio directo de dieciséis mujeres que comenzaron a militar en la UNEF durante la última década, entre 2007 y 2015. Varias de ellas han terminado ocupando cargos importantes en el sindicato y desean «limpiarlo» de una herencia que, según ellas, tiene muchas páginas «negras».
Los testimonios recogidos por Liberation cuentan por lo menudo el acoso y violencia sexual a muy diversos niveles de la UNEF.
Laurie cuenta la historia de un dirigente sindical que la acosa e intenta violarla, tras asistir juntos a la Fiesta de «l’Humanité»… «L’Humanité», órgano oficial del PCF, cuya fiesta anual es una «verbena» de todas las izquierdas.
Annaïg declara a «Liberation»: «Los fines de semana, militantes, de “formación”, era un supermercado… las chicas sentíamos la presión, varios miembros de las secciones locales buscaban y conseguían el teléfono de las chicas que correspondían al gusto de algunos dirigentes del sindicato». Una de aquellas víctimas reales o potenciales, Marine, cuenta como intentó «escapar» a la «presión» de sus jóvenes camaradas. Uno de ellos la invita a «ceder» en estos términos: «X. es el patrón, cuando él pide una cosa, se ejecuta».
Laurence cuenta una escena «trivial» de acoso, tras una «gran manifa» de protesta contra Nicolas Sarkozy: «Tomamos el último metro, y subimos a una habitación con un colchón por el suelo. Se trataba de una reunión entre amigos. Caí muerta de cansancio. Antes de conseguir dormir, sentí algo duro en mis nalgas. Me dio un ataque de miedo: le dije a mi colega que no deseaba tener relaciones antes del matrimonio. Él insistió con fuerza y me dijo, entre risas: no me importa que quieras seguir siendo virgen; puedes hacerme una felación y yo te la meto por detrás. Intenté rechazarlo. Pero no había forma. Cuando se hartó, conseguir escapar. Prefería vagar sola por las calles a las dos de la madrugada».
Sophie cuenta a Liberation una historia muy semejante. Pero, en su caso, decidió contar su «aventura» a la dirección de la UNEF: «Me creyeron, pero no hicieron nada”». Bien al contrario, le «aconsejaron» guardar para ella su historia, insistiendo en que «nada de denuncia judicial». Su agresor era un «militante integral», muy respetado por la dirección del sindicato.
Todas las historias reunidas por Liberation tienen el mismo principio y el mismo fin: jóvenes militantes, «ligadas» en manifas o mitines, son víctimas de agresiones, acoso y violación, sin que la dirección de la UNEF decida «intervenir». Bien al contrario, la dirección del sindicato siempre ha preferido «enterrar» unos comportamientos que Liberation califica de «devastadores».
Con mucha prudencia, las militantes que han decidido hablar, tras muchos años de silencio, amargo, para ellas, prefieren no dar nombres y guardar ellas mismas un anonimato que consideran «protector».
