Después de varios años en los que los analistas no dejaban de avisar sobre una burbuja en el mercado de deuda, finalmente ha sido en el arranque de 2018 cuando los bonos han vivido su tormenta perfecta. Después de meses de complacencia, el mercado ha reaccionado con virulencia ante los primeros síntomas de un repunte de la inflación y la fiesta ha acabado para el mercado de deuda.