First dates
En First Dates sigue pesando la resaca de San Valentín, y solteros de toda España se agolpan ante el plató de Carlos Sobera con la esperanza de pasar en pareja el día de los enamorados del año 2019. El date show de Cuatro supera ya con holgura el medio centenar de programas y el formato no da signos de agotamiento. Y es que algo tan eterno e imperecedero como el amor es un material televisivo casi inagotable.
La noche empezó de perfil joven, siendo las dos primeras parejas menores de 25 años. Los primeros en sentarse a cenar fueron el malagueño Jesús, de 23 años, y una cordobesa de 18 llamada Judith. En un primer momento, a él no le acababa de hacer gracia la edad de su pareja, cinco años menor que él. Sin embargo, ya que estaba en plató, se decidió a olvidar sus prejuicios y tratar de valorar a su pareja por lo que es. La estrategia no le fue mal, pues congeniaron mucho y tuvieron una cena llena de cordialidad y complicidad. No obstante, la estrategia del malagueño fue un tanto abrumadora con los piropos y acabó por atosigar a Judith, que al final tiró de comodín: «Tendría una segunda cita, pero como amigos».
El segundo hombre de la noche fue Marcos, un joven madrileño de 18 años que podía pasar por un clon de Fernando Torres. Con su tupé rubio y una piel en la que se dejaba ver la impronta de una cámara de rayos UVA, resulta que el joven madrileño canta como los ángeles aunque, aseguró, «solo lo hago en la ducha». A cenar con él se sentó una muchacha de 19 años, Verónica, que llegaba un tanto confundida: «He tenido dos relaciones: una de tres años con un chico y, la última, de pocos meses, con una chica». Además, quiso dejar claro que ella no era de las típicas «pijitas, siempre arregladas, con sus tacones, sus maquillajes...».
La primera sorpresa para Marcos llegó pronto, a los pocos minutos de sentarse a cenar, y fue cuando Verónica le contó la pluralidad de sus gustos aunque, aclaró, «me tiran más las chicas». Al joven se le quedó una cara digna de ver, pero supo salir airoso de la situación y le restó importancia a sus palabras pues, como dijo, «cada uno es libre de probar lo que quiera, además, dice que ahora le gustan los chicos».
Pero eso no fue nada al lado de lo que pasó después, cuando siguieron hablando de sus experiencias amorosas. A Verónica le traicionó la lengua cuando le preguntó a Marcos si alguna vez había sido infiel pues, añadió, «todos lo hemos hecho alguna vez». La respuesta del joven fue cortante: «Pues yo no». Verónica se dio cuenta de que había metido la pata hasta el fondo, e intentó subsanar su error justificándose y aduciendo que «estaba muy mal con su novio». «Seguro que ha engañado a su novia alguna vez», declaraba luego ante las cámaras. No obstante, su patinazo no logró arruinar la química que surgió entre ellos, y se marcharon con la promesa de tener una segunda cita y con un beso en los labios.