Daniel Araujo (Utrera, 1990) es un novillero con picadores que sueña con ser torero a pesar de la complicada situación por la que atraviesa el escalafón. Debutó con picadores en Galapagar a final de la temporada de 2016 aunque desde entonces no ha vuelto a vestirse de luces. El utrerano mantiene la ilusión a pesar de que «solo he toreado un festival y en este momento no tengo apoderado aunque cuento con la ayuda de varios profesionales de Utrera y de Los Palacios sobre todo para hacer campo».
Araujo participó en el ciclo de novilladas de promoción de la Real Maestranza en el año 2013, después de torear trece novilladas, donde apuntó buenas maneras. «Aquella noche fue muy especial y muy bonita aunque no se cortó oreja tuve buenas sensaciones y después de ese día intenté dar el salto a debutar con caballos pero fue una odisea. Hasta tres años después no pude debutar con picadores porque estando sin apoderado, al no pertenecer a ninguna escuela es mucho más complicado, pero no nos aburrimos y al final lo conseguimos», asegura. Después de torear en el coso de Baratillo, volvió a demostrar sus cualidades en marzo de 2014 en Utrera en un festival en el que salió a hombros.
Daniel Araujo, que no ha pertenecido nunca a ninguna escuela, sintió la llamada del toreo desde pequeño. «En mi casa nunca quisieron que me dedicara al mundo del toro a pesar de que a mi padre lo considero un buen aficionado. Él estuvo en la escuela taurina y estuvo ayudando a Luis Vilches en sus inicios. También quiso ser torero pero no llegó a vestirse de luces y en casa siempre escuché hablar de toros. Me inicié más tarde pero no quería dejar pasar la oportunidad de intentar lo que siempre había querido ser», relata.
Ese deseo y esa ilusión es lo que le empujan a continuar luchando por lograr el sueño. «Sigo entrenando por las mañanas y por las tardes aunque ahora lo compagino con el acceso a la Universidad que estoy estudiando» y pone su objetivo en Sevilla, donde le gustaría torear con caballos. «El año pasado lo intentamos pero no pudo ser y este año me gustaría intentarlo de nuevo ya que he toreado mucho en el campo y estoy más preparado gracias al apoyo de algunos ganaderos. Tengo mucha ilusión por volver a la Maestranza porque los novilleros necesitamos que nos den la oportunidad de ir a una plaza importante como Sevilla ya que solo con estar acartelado, los empresarios te atienden de otra manera ya que tu nombre por lo menos suena», asegura.
Araujo lamenta que sea la única salida para los que intentan abrirse camino en la profesión. «Algunos compañeros se aburren pero estamos todos los novilleros en la misma situación, no toreamos casi nada y tenemos que jugárnosla en un sitio importante para poder entrar en el circuito y que tu nombre suene. Antes era al revés, ibas a los pueblos y te rodabas, pero el sistema ahora es el contrario, no nos podemos quejar sino asimilar que esto es así con el riesgo que ello conlleva: o te quedas en casa o triunfas», argumenta.
El sevillano tiene claro que quiere intentarlo y buscar su oportunidad. «Tengo los pies bastante en la tierra aunque para ser torero a veces haya que despegarlos. Es casi imposible llegar a Madrid y a Sevilla para resolver tu futuro pero eso no lo piensas o no te levantarías ni un solo día a entrenar. Te mentalizas de justo lo contrario, te preparas cada día para que cuando llegue el momento puedas demostrar lo que llevas dentro y lo que quieres ser», asegura.
«Mi ilusión es poder regresar a la Maestranza y ya que no pude triunfar sin caballos al menos que sea ahora con picadores. Estoy muy ilusionado porque no dejo de entrenar ni de ir al campo así que ojalá me vea anunciado en los carteles de Sevilla en 2018 porque la empresa siempre le ha dado la oportunidad a muchos sevillanos, no pierdo la esperanza de que pueda tenerla yo esta temporada», concluye.