El Real Oviedo se ha impuesto con solvencia al Sporting de Gijón (2-1) en un derbi muy táctico que comenzó perdiendo, pero que el conjunto local supo remontar después de que los rojiblancos no aprovecharan su ventaja en el marcador, victoria que supone la novena en el Tartiere y la décima jornada consecutiva sin perder para los azules.
El Tartiere colgó el cartel de 'todo vendido' para albergar un derbi casi quince años después, encuentro al que finalmente no llegó el recién recuperado Calavera por parte de los sportinguistas pero si la lluvia y Fabbrini en las filas de los locales, la primera porque amenazó el césped durante las horas previas sin llegar a anegarlo, y el segundo porque debutó en su primera convocatoria tras haberse lesionado en pretemporada.
Los oviedistas se adaptaron mejor al terreno, al guión y a la exigencia del partido, presionando muy arriba y generando dudas en la salida de balón de los rojiblancos, que vieron como la zaga local lograba saques de banda, saques de esquina y centros al área con relativa facilidad.
El Sporting pronto se encomendó al desequilibrio generado por Jony en banda, mientras que el Oviedo, que jugó la mayor parte del tiempo en tres cuartos de campo, tuvo las más claras en un balón que se encuentra Linares en el área pequeña y atrapa Mariño, y un disparo posterior de Mossa desde la frontal que envía a un lateral del área en una gran estirada el meta rojiblanco.
Sin embargo fueron los de Rubén Baraja quienes se adelantaron en el marcador en una contra en la que la de primeras Alfonso repele el tiro de Santos, pero en la que tras varios rechaces que la zaga carbayona no despeja con contundencia, Jony acaba rematando con potencia y enviando el balón al fondo de las mallas.
Tras el tanto, el Sporting pareció ganar metros y acercarse a la meta de Alfonso, pero fue entonces cuando el Oviedo se rearmó y aprovechó una contra por banda izquierda para volver a poner las tablas en el marcador con un gol de Mossa, que recibió en la frontal del área y golpeó cruzado con la derecha para batir a un Mariño cuya estirada no bastó esta vez.
El segundo gol de los azules pudo llegar a los pocos minutos, tras un centro de Mossa, de nuevo por la izquierda, que lee a la perfección Linares para cabecear el esférico al fondo de las mallas, pero el tanto no subió al marcador tras determinar el colegiado posición adelantada del maño.
Tras la reanudación, el Sporting no tuvo ni tiempo a reaccionar, y es que prácticamente en el primer acercamiento al área del conjunto carbayón los oviedistas volvieron a ver puerta con un magistral disparo de Mossa desde la frontal, misil ante el que nada pudo hacer el meta rojiblanco, que vio como el lateral se apuntaba también el segundo tanto de los locales.
Con el marcador a favor, el Oviedo siguió buscando jugar en tres cuartos de campo para acabar de mantener al Sporting en su área, mientras que los visitantes se defendieron a base de conceder saques de esquina y movieron banquillo para intentar llegar a la meta de Alfonso, al que solo obligaron a intervenir en un saque de esquina que se cerraba con peligro.
Nano Mesa, que debutaba tras salir del banquillo, probó suerte en una contra con un disparo demasiado cruzado que se perdió por la línea de fondo, y Fabbrini, que tuvo tres minutos, a punto estuvo de estrenarse con gol en la última jugada del encuentro, pero no llegó al último balón de un partido histórico en el Tartiere que confirma a los azules en la lucha por el ascenso directo.
