El pasado 23 de abril Francia vivía un verdadero terremoto político cuando los dos partidos tradicionales quedaban eliminados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El Partido Socialista y la derecha, representada por el UMP, quedaron fuera y así fueron el centrista Emmanuel Macron y la líder de extrema derecha Marine Le Pen quienes se vieron en el cara a cara en el balotaje del 7 de mayo.
Tras una tensa campaña en la que Europa temió una sorpresa similar a la del Brexit o la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, finalmente fue Macron quien se impuso con una amplia ventaja del 66,1% de los votos. En medio del auge de los discursos y partidos nacionalistas en el Viejo Continente, Macron se caracteriza por una posición globalista y proeuropea en la que ha prometido reformas laborales y una política más humana para enfrentar la crisis de los refugiados.
Emmanuel Macron es también el presidente más joven de la historia de Francia.
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