El último pitcheo de
Felipe Paulino con los Bravos de Margarita le valió un out y su segundo salvado en la temporada. Nunca antes había sido cerrojo antes de este año. Pero lo que interesó a los Cardenales de Lara fue su potencial ara el noveno inning.
“Tiene buenos números, ha lanzado bien esta campaña”, explicó
Richard Gómez, miembro de la gerencia de los pájaros rojos, al explicar qué llamó la atención de la oficina. “Revisamos cada una de sus presentaciones y solamente tuvo dos noches malas”.
El derecho todavía poncha a más bateadores que el total de episodios que suma, aunque siempre con la necesidad de moderar el número de bases por bolas, una característica que a menudo ha sido vinculada con el poder de su recta.
“Es un relevista con características de cerrador, y lo más importante, es venezolano”, razonó Gómez, cuyo equipo está a la búsqueda de un cerrojo, tras la marcha de Ryan Kelly por finalizar su contrato.
El manager José Moreno dijo que la salida de Kelly abría un lapso de audición para que todos los bomberos de corto metraje se roten en comité, hasta definir papeles. Este cambio puede hacer que el plan cambie rápidamente.
Los larenses no dudaron en entregar a Lino, pese a su trayectoria en el club, debido a lo que recibirían y al exceso de catchers que de pronto coincide en Barquisimeto, con el titular Gustavo Molina y el emergente Yohjan Quevedo, todos a la espera de que el bigleaguer Manuel Piña consiga este mes el permiso de los Cerveceros de Milwaukee para defender a los crepusculares.
Paulino probó como cerrador en 2017 por primera vez en su carrera. Con los colores del Sugar Land, en la Liga del Atlántico, rescató 16 compromisos y dejó 1.98 de efectividad, antecedentes que ayudaron a convencer a los occidentales.
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Ignacio Serrano