Cuando abrimos una cuenta bancaria, solemos tener claro que el propósito de dicha cuenta es depositar nuestro dinero, poder retirarlo cuando lo estimemos oportuno y, en todo caso, hacer uso de una serie de servicios ofrecidos por la entidad, tales como transferencias, ingreso de cheques, disposición de tarjetas de crédito y débito, y acceder a la contratación de préstamos personales u otros productos financieros de ahorro o inversión.
Sin embargo, también hay que tener presente que la contratación de una cuenta bancaria también puede acarrear la asunción de una serie de vinculaciones con el banco, las cuales tienen repercusiones ya sea de carácter económico u operativo, puesto que suponen adquirir ciertos compromisos que no podemos incumplir, a riesgo de tener que afrontar determinadas penalizaciones de índole económico. Estas vinculaciones pueden tener naturaleza temporal, o bien naturaleza de índole operativo, como enseguida ejemplificaremos.
Hay que destacar que existen también cuentas corrientes sin comisiones y sin vinculaciones, como la Cuenta Imagin de imaginBank, que puede operarse totalmente online, utilizando un ordenador o un smartphone con conexión a Internet.
El primer tipo de compromiso de vinculación que podemos adquirir al abrir una cuenta bancaria es el relacionado con el tiempo de permanencia como cliente de la entidad.
Este plazo de permanencia suele establecerse, por ejemplo, con la apertura de aquellas cuentas que incluyen algún tipo de regalo o remuneración en especie.
En caso de incumplir estos periodos de permanencia, tendríamos que afrontar el pago de una penalización equivalente al valor del regalo, establecido previamente en el contrato.
El pago de comisiones de mantenimiento es el tipo de compromiso más habitual. Si queremos disfrutar y utilizar una cuenta corriente, es probable que tengamos que afrontar el pago de una comisión recurrente de manera mensual, trimestral, semestral o anual.
Muchas entidades dan la posibilidad de quedar exento del pago de este tipo de comisión, siempre y cuando aceptemos adquirir un mayor nivel de vinculación con ellas. Habitualmente, esto implica domiciliar la nómina o pensión.
Precisamente, una de las pocas maneras de librarnos de tener que pagar la comisión de mantenimiento u otras comisiones habituales es comprometernos a domiciliar algún tipo de ingreso recurrente como la nómina o pensión. Por regla general, si dejamos de ingresar nuestra nómina o pensión durante un periodo superior a 2 meses, el banco comenzará a cobrarnos dichas comisiones de forma automática.
En el caso de los trabajadores autónomos o las empresas, lo habitual es que sea obligatorio proceder a la domiciliación de los seguros sociales. De no hacerlo, tendremos que pagar comisiones complementarias por disponer de la cuenta bancaria.
La domiciliación de recibos también puede formar parte del conjunto de vinculaciones a las que nos comprometamos al abrir una cuenta bancaria, especialmente las que están libres de comisiones.
También es posible que nuestro banco nos obligue a mantener un saldo medio mensual por encima de determinado importe. Este es una manera de asegurarse de que la cuenta dispone de fondos, evitando problemas de descubierto e incrementando las posibilidades de que la usemos como cuenta habitual.
La contratación de una tarjeta de crédito puede formar parte de las vinculaciones que adquiramos al abrir una cuenta bancaria. La cuestión es que dicha tarjeta de crédito suele tener su propia comisión de emisión y mantenimiento, con lo que supone un gasto extra a tener en cuenta.
Por supuesto, también suele ser posible ahorrarse las comisiones de mantenimiento de la tarjeta de crédito, pero esto, por supuesto, implica asumir otros compromisos. En ocasiones basta con domiciliar la nómina en la cuenta. Sin embargo, cada vez es más frecuente que se nos obligue a utilizar la tarjeta de crédito, durante un número mínimo de operaciones al trimestre o al año.
En definitiva, tener una cuenta bancaria puede implicar una serie de vinculaciones, las cuales se traducen en plazos de permanencia, el pago de comisiones, realización de operativas de forma regular o domiciliación de ingresos y recibos.
Por supuesto, este tipo de vinculación también nos permiten mejorar las condiciones de nuestra cuenta, ya sea porque quedamos exentos de comisiones, se nos ofrecen regalos u obtenemos algún otro tipo de beneficio añadido al que no podríamos acceder de ninguna otra manera.