Recuperar el legado de Fidel hoy, a un año de su siembra, es precisamente recuperar la capacidad de construir alternativas a lo establecido. Es creer, no de forma voluntarista, sino con un apego en la realidad social y las posibilidades que esta alberga, que se puede gobernar de cara a las mayorías, integrando y no excluyendo, tal como se ha demostrado en diversos países de la región durante la primera década del siglo en curso. Es entender, no de forma utópica, sino convencidos de la experiencia histórica, que debe -y tiene que- haber alternativa al modelo económico que hoy rige a escala mundial