Director: M. Roskam. Guión: T. Bidegain, M. Roskam y N. Debré. Intérpretes: M. Schoenaerts, A. Exarchopoulos, E. de Staercke. Bélg.-Holanda-Francia, 2017. Duración: 130 min. «Thriller» romántico.
He aquí un accidente con heridos. ¿Qué ocurre cuando un «thriller» de atracos con romance más-grande-que-la-vida incluido choca de frente con un melodrama sacrificial? La chatarra aún echa humo, a pesar de que la química entre sus protagonistas sea más que óptima, la interpretación de Matthias Schoenaerts saque el lado más vulnerable de un personaje que podría haber resultado tosco y taciturno, y, al menos en su primera parte, el trabajo con los tópicos del género y el nervio visual con que Roskam filma las escenas de acción, deudor de clásicos del calibre de «A quemarropa» y sus correspondientes revisiones en títulos como «Heat» y «Le llaman Bodhi», estén por encima de la media. Lo que ocurre es que la película no parece conformarse con ser un producto alicatado según medidas industriales, y el guión, coescrito por Thomas Bidegain, habitual colaborador de Jacques Audiard, busca giros absurdos e implausibles para abocarse a una tragedia más ridícula que profunda. Es de suponer que esos virajes sirven para aportar carisma a una trama eficaz pero previsible, pero lo único que hacen es recalentar el motor de sus logros, evidenciar la banalidad de sus trucos y despeñar la película por un acantilado.
LO MEJOR
Matthias Schoenaerts es un actor magnífico, y la escena del atraco al furgón es portentosa.
LO PEOR
La segunda parte acumula tantos despropósitos que aniquila los logros de la primera.
