El tiempo que transcurre entre el paso de un autobús y el siguiente de la misma línea ha aumentado un 50 por ciento en la ciudad de Valencia, sobre todo en aquellas con más demanda como son las nocturnas N70, N81, N90 y N31, es decir, las que comunican el centro de la capital con la zona universitaria o los que llegan hasta los centros sanitarios.
Además, «todos los días se quedan autobuses sin salir debido a la falta de conductores, la mala planificación o el déficit de personal en el taller (lo que impide que los vehículos estén reparados a tiempo y se garantice el poder cubrir el servicio)».
A ello se une el hecho de que los únicos autobuses que ha puesto en marcha la Concejalía de Movilidad que dirige Giuseppe Grezzi «sean los que dejó comprados el anterior Gobierno municipal». Según cuenta el edil del grupo municipal popular Alberto Mendoza, «en los últimos años del Gobierno del PP se adquirieron 107 vehículos, 40 de los cuales son los que se comprometieron a finales de 2014 y que en febrero de 2016 presentó el señor Grezzi. A fecha de hoy, ningún autobús de los que dice haber comprado el concejal de Movilidad se encuentra en la calle, por lo que debemos preguntarnos dónde están. Además, se atreve a anunciar una compra en 2018 cuando lo que prometió en 2016 no están operativos».
