Sus vecinos y amigos destacaban de ella su espectacular belleza y su forma de ser, dulce, sociable, simpática. A sus 16 años, Lisette probablemente tuvo muchos pretendientes pero, como ocurre tantas veces, no supo escoger muy bien a sus parejas. Mantuvo durante varios meses una relación un tanto tormentosa con su último novio a quien, según se afirmaba ayer, podría haber llegado a denunciar por malos tratos. Este tipo, dominicano como ella, tenía varios antecedentes relacionados con la violencia de género y se ha posicionado como el principal sospechoso de la muerte violenta de la joven, si bien fuentes policiales no confirmaban anoche que ya hubiera sido localizado e interrogado acerca de los hechos. Todo debió ocurrir, según barajan las mismas fuentes, en apenas una hora. Los padres (madre y padrastro) de la joven, salieron de su casa, situada en un bajo de la calle Panizo, 58–distrito de Tetuán–, junto con los hermanos pequeños de la chica a eso de las 18:20 horas. Ella, al parecer, estaba castigada y no podía salir de casa. El compañero de piso de la familia (un español llamado Francisco) tampoco se encontraba en el domicilio pero regresó a eso de las 19:30 horas y no escuchó nada extraño, por lo que el crimen debió cometerse en ese periodo de tiempo. Sin embargo, el hombre que, en principio, no es sospechoso para los investigadores, desconocía que en el cuarto de la joven se encontraba el cuerpo ya sin vida de ésta. Fueron sus padres quienes se toparon con la dramática escena a eso de las 21:18 horas.
En el suelo del cuarto, boca arriba y desnuda, estaba el cadáver de Lisette. La madre entró en un estado de ansiedad y comenzó a gritar y a preguntarse qué le habían hecho a su niña. Algún vecino aseguró al padrastro de la menor que había una vecina «rubia» que había visto salir corriendo a algún tipo corriendo del portal y comenzó a llamara las puertas de los vecinos como loco. Los sanitarios del Summa, trasladados al lugar, sólo pudieron confirmar su fallecimiento. Presentaba un fuerte traumatismo craneofacial, según un portavoz de Emegencias-Comunidad de Madrid. En una primera inspección ocular de la Policía Científica los agentes comprobaron que el cuerpo de la joven tenía restos biológicos de otra persona y que tenía varios golpes (al menos tres) en la cabeza. El móvil de robo se descartó porque la puerta no estaba forzada.