¿Cómo se presentarán los independentistas en las próximas elecciones? Ante un panorama político más que revuelto con un ex presidente fugado en Bélgica, junto a cuatro de sus ex consejeros, y todo su gobierno en las cárceles de Estremera y Alcalá-Meco, el mundo independentista debate cómo afrontar las elecciones del 21 de diciembre. De entrada, tanto ERC como PDeCAT aceptan la convocatoria electoral, aunque la considera «ilegítima». Sin embargo, asumen el envite para poder cargarse de razones. La incógnita es saber bajo que fórmula lo harán.
Ninguno de los dos partidos que forman Junts pel Sí quiere rechazar formalmente la posibilidad de reeditar la coalición para evitar ser tildados de traidores. El auto de la Audiencia Nacional que lleva a la prisión a todo el ex Gobierno de la Generalitat puede acelerar un posible acuerdo sobre una lista única, liderada por todos «los presos políticos». Sin embargo, ninguno de los dos partidos quiere reeditarla. De hecho, los contactos que han mantenido estos días representantes de los republicanos y del PDeCAT no han registrado avances. Básicamente, porque ERC impone unas condiciones draconianas a los sucesores de Convergència. ERC ha propuesto que las listas se hagan con un baremo de 70%-30%. Es decir, 70% de los puestos para los republicanos y 30% para el PDeCAT, siguiendo los resultados que arrojan las encuestas. Además, ERC impone que en las próximas elecciones la coalición se mantenga en todos los municipios. El PDeCAT considera estas primeras condiciones inasumibles.
Sin embargo, la dirección del PDeCAT no cuenta con unanimidad en sus filas, lo que provoca una situación de debilidad en estas negociaciones. En su seno surgen voces a favor de la lista única, sobre todo, desde su mundo municipal. Tanto Neus Lloveras, presidenta de la Asociación Municipios por la Independencia (AMI), como Miquel Buch, presidente Asociación Catalana de Municipios (ACM), han apostado por esta idea junto con otros dirigentes del partido. La dirección, con Marta Pascal al frente, prefiere una lista propia para gestionar políticamente el futuro, al margen de ERC y, sobre todo, de la CUP. Su principal escollo es encontrar un candidato. Santi Vila se propuso, pero su candidatura parece haber nacido muerta y el problema es que los neoconvergentes apenas tienen tiempo para encontrar un cartel.
El planteamiento de Vila de apostar por la «independencia dentro de la legalidad» y evitando declaraciones unilaterales «cuando la sociedad catalana está en empate», no han gustado en las bases del partido que están «hiperventiladas» que lo consideran un traidor que se ha bajado del barco en el último momento. Santi Vila es totalmente contrario a la reedición de Junts pel Sí y quiere que una opción independentista seria y moderada tenga un espacio político, lo que en estos momentos es tanto como renegar de Puigdemont.
A Vila ya le ha salido un contendiente, Josep Rull, que podría aglutinar a otros sectores del partido como el liderado por Francesc Homs y Jordi Turull, teniendo en cuenta que Rull tiene su propio grupo, «el ala socialdemócrata», entre los que se encuentran Carles Campuzano, diputado en el Congreso, la presidenta del consejo nacional del PDeCAT, Montserrat Conesa, y un buen número de alcaldes. Rull no se ha posicionado ni a favor ni en contra de la lista única y espera acontecimientos. La dirección del partido también podría inclinarse, si Vila se retira, por Neus Munté, que fue vicepresidenta con Puigdemont y que, de hecho, ya estuvo en las quinielas para suceder a Artur Mas cuando éste fue enviado a «la papelera de la historia» por la CUP. Munté podría coser costuras en el partido y ser una candidata de consenso.
A estos interrogantes cabría sumar que Santi Vila, si no consigue ser el candidato del PDeCAT, podría tomar la iniciativa configurando una nueva plataforma política «al estilo Macron». Los tiempos van en contra de Vila, que debería tomar una decisión casi de forma inmediata. Lo que se conoce es que el ex consejero mantiene contactos para configurar su posible candidatura, incluso con el grupo Lliures, liderado por el también ex consejero de la Generalitat Antoni Fernández Teixidó, que podría darle apoyo. Hasta ahora no se lo han dado porque consideran que Vila «se ha bajado del tren demasiado tarde» y «nuestro grupo no apuesta por la independencia».
la pretensión de esquerra
ERC, por su parte, quisiera candidaturas por separado, pero «bajo un mismo paraguas», como afirmó el diputado Joan Tardà. Esto quiere decir, como apuntó LA RAZÓN, un articulado común pro independencia en todos los programas de los grupos independentistas. Así, ERC podría poner en marcha una candidatura de amplio espectro bajo su liderazgo, dando entrada a personalidades independientes –Jordi Cuixart, líder de Òmnium, por ejemplo– y a otros partidos como Demòcrates, liderado por el democristiano Antoni Castellà, o Podem, de Albano Dante Fachin.
De momento, siguen las incógnitas, pero el lunes finaliza el plazo para presentar coaliciones. Sin duda, este fin de semana será de gran actividad para saber si hay lista única, listas separadas, una lista de Santi Vila, o listas separadas con un compromiso con la independencia.
Toda la campaña estará condicionada, sin duda, por el rugido de las calles. Ayer, tras el ingreso en prisión de Junqueras y de siete ex consellers del Govern, el recinto del Parlament acogió la primera protesta. Hubo un grito predominante y fue el de «huelga general», una idea auspiciada por la propia Asamblea Nacional Catalana (ANC). También hubo cánticos contra la democracia española y voces de apoyo a Puigdemont, informa Joan Planes.