Las tensiones territoriales de Italia (un norte rico e industrioso y un sur atrasado y dependiente) emergen con fuerza estos días. El país parece vivir un «efecto llamada» a raíz de los dos referendos legales que hace una semana se celebraron en Lombardía y Véneto para pedir al Gobierno central una mayor autonomía en algunas materias, sobre todo en la fiscal.
Ambas consultas (permitidas, pero mal vistas por Roma) fueron respaldadas por sus respectivos electorados y lograron un «sí» que les abre las puertas a la negociación con el Ejecutivo para obtener más poderes. Pero esto parece haber sido sólo el principio, porque ahora son otras regiones las que quieren lo mismo. Es el caso de Emilia-Romaña, Liguria o Puglia, lo que confirma que al actual Gobierno, y sobre todo al que salga de las urnas de las próximas legislativas de 2018, se le puede complicar el asunto.
La región de Molise sería otro ejemplo. Ha comenzado a recoger firmas para dos tipos de propuestas. La primera de ellas para pedir un referéndum sobre la autonomía como hicieron Lombardía y Véneto, y la segunda para formar una macroregión junto al Lazio.
El principal ideólogo es Luigi Mazzuto, ex presidente de la provincia de Isernia. «Sin miedo, con todas las dificultades que podremos encontrar en nuestro camino, estamos preparados para afrontar el desafío para que también la que es la más pequeña región de Italia pueda encontrar fuerza en la autonomía y brillar con luz propia», ha declarado.
Lo ocurrido hace apenas unos días en Lombardía y Véneto le ha dado el impulso necesario para comenzar la carrera hacia los casi plenos poderes. «El referéndum de las dos regiones nos ha dicho que el centro de gravedad permanente que se da en nuestro país no se comparte, pero está todavía lejos de que se acabe». No obstante, «hay algo que está cambiando», manifestó.
No es de la misma opinión el presidente de la región de Molise, Paolo Di Laura Frattura, del PD, quien cree que no es necesario realizar un referéndum para pedir más poderes al Gobierno de Roma, puesto que ya se encuentra dialogando con él en este aspecto tras la consulta constitucional de diciembre de 2016. «Los ciudadanos ya se expresaron claramente» y por ello «ya se está dialogando con el Gobierno», declaró el mandatario recientemente.
El objetivo, sin embargo, queda muy alejado de los secesionistas catalanes. Roberto La Rosa, candidato a la presidencia de la región de Sicilia, del movimiento Sicilianos Libres, ha expuesto públicamente que «no queremos un referéndum para que Sicilia se independice de Italia, sino que reivindicamos una independencia económica para Sicilia. Nuestro objetivo es la realización de una zona económica especial en el interior en la que la gasolina cueste 50 céntimos de euro. Esta medida daría aliento a los ciudadanos y a las empresas» para ganar competitividad.
Este fervor autonómico parece ya imparable y todo hace indicar que poco a poco contagiará al resto de las 20 regiones. Liguria quiere ser de las próximas en convocar una consulta legal y obtener más autonomía. «Estamos preparados para celebrar un referéndum y para tratarlo a nivel parlamentario. Tenemos ganas de autonomía, de dar valor a las autoridades locales, de mayores poderes a alcaldes y regiones», afirmó el gobernador Giovanni Toti. Liguria pide, además, una amplia reforma de los estatutos regionales y asegura que «el Gobierno debe abrir un debate serio y verdadero con la Conferencia de las Regiones y todos los gobernadores; y las fuerzas parlamentarias deberían comenzar a escribir una reforma constitucional que empiece por esta petición de mayor autonomía y mayores poderes que llega desde los venecianos y los lombardos».
Luca Zaia, presidente de Véneto e impulsor de uno de estos referendos de la semana pasada, asegura a LA RAZÓN que «no puedo saber qué es lo que sucederá a partir de ahora», pero cree «que lo ha que ocurrido en Véneto es un ‘big bang’ que inexorablemente irá a tocar a muchos otros territorios italianos». A su juicio, «no es posible continuar concibiendo un país a dos velocidades: un norte que va cada vez más rápido, probablemente más veloz que cualquier otra zona de Europa y que gestiona con virtuosismo las cuentas públicas, la sanidad y los servicios. Y por otro lado, una serie de regiones del centro-sur que técnicamente son un fracaso y que siguen desaprovechando recursos sin solución de continuidad». El presidente de Véneto pone de ejemplo la situación de la región respecto al empleo y la sanidad: «Decenas de millones entre ayudas, comisarios, pero ningún cambio». «Una comida en un hospital cuesta en mi región 6,50 euros, y en el sur puede llegar a 60», añade a modo de ejemplo.
Zaia subraya a este periódico que «Véneto ha puesto en marcha un recorrido completamente constitucional y legal», saliendo así al paso de algunas voces que comparan su referéndum con el ilegal de Cataluña. «La Constitución consiente a una región solicitar 23 materias y recursos relativos a ellas. Nosotros las pediremos todas». Además, revela que el pasado jueves presentó al Consejo Regional «un diseño de ley muy articulado que constituya, una vez aprobado, la base para comenzar a negociar con el Gobierno». Pero hasta que llegue ese momento, el presidente veneciano ha nombrado ya una comisión compuesta por docentes de Derecho Constitucional y expertos en materia de fiscalidad.
La semana pasada, el Senado italiano aprobó también el nuevo sistema electoral que permitirá celebrar elecciones generales la próxima primavera, lo que podría dejar en punto muerto las negociaciones de las regiones de Véneto y Lombardía para obtener esos poderes que ansían. «Yo no creo que los grandes defensores de la Constitución [cuando a ellos les conviene] puedan negar lo que está escrito en ella», asegura Zaia a la LA RAZÓN. «A menos que alguno del Gobierno no se levante a decir, después de haberla citado durante años, que la Constitución es subversiva. Y esto vale tanto para el centroi zquierda como para el centro derecha: ninguno a partir de este momento podrá presentarse en Véneto sin haber puesto en primer lugar del programa su autonomía».