De este modo, el déficit público del último año fiscal, que culminó el pasado 30 de septiembre y en el que se enmarcan los últimos meses de la presidencia de Barack Obama y el inicio de Donald Trump, subió hasta representar el 3,5% del Producto Interior Bruto (PIB) del país, frente al 3,2% de un año antes.
Asimismo, los gastos del Gobierno estadounidense se incrementaron, por segundo año consecutivo, en un 3% en el conjunto del ejercicio hasta los 3.981 millones de dólares (3.380 millones de euros), mientras que los ingresos se situaron en 3.315 millones de dólares (2.815 millones de euros), al ascender un 1,5%.
Según la Administración, el repunte de los gastos se corresponde al pago de los intereses de la deuda pública y a un mayor desembolso en Seguridad Social, Medicare y Medicaid, así como las ayudas de emergencias que el Gobierno Federal destinó a los distritos afectados por el paso de los huracanes. De su lado, los ingresos aumentaron por un incremento de las retenciones individuales y del impuesto sobre la renta, que la Oficina de Presupuesto del Congreso atribuyó a la mejora de los salarios.
En este contexto, la Casa Blanca está en proceso de cambiar el marco tributario del país, en cuya propuesta destacan los recortes impositivos, que reducirían drásticamente los ingresos del Gobierno. La Administración respalda esta postura al sostener que el impulso económico compensará la caída de los ingresos.
"Los resultados presupuestarios subrayan la importancia de lograr un crecimiento económico sólido y sostenido. A través de una combinación de reforma tributaria y alivio regulatorio, este país puede regresar a niveles más altos de crecimiento del PIB, ayudando a acabar con el déficit fiscal ", señaló el secretario del departamento, Steven Mnuchin.
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