Y es que, tal y como está planteada la consulta soberanista, carece de las mínimas garantías para los miembros del Govern que se involucren más o menos activamente en su organización: desde la compra de las urnas, el llamamiento a la participación o la elección de los locales para que se lleve a cabo la votación hasta la firma de cualquier documento relacionado con el 1-O. Puigdemont necesita saber quién está dispuestos a comprometerse y quién tiene dudas como Baiget, sobre todo por las crecientes suspicacias entre los dos socios de Gobierno, el PDeCat y ERC, por la forma desigual en que hasta ahora se han asumido las responsabilidades.
Mientras varios cargos de la antigua Convergència -Artur Mas, Francesc Homs, Joana Ortega e Irene Rigau- han sido condenado a penas de inhabilitación por el 9-N y se arriesgan a que el Tribunal de Cuentas les exija los cinco millones de euros que se destinaron al sucedáneo de consulta que se celebró en 2014, los republicanos se han mantenido al margen de las actuaciones más expuestas a la acción de la justicia, participando solo en las 'performances' independentistas y creciendo en los sondeos.
Al vicepresidente, Oriol Junqueras, que sería previsiblemente el gran triunfador en las próximas elecciones autonómicas, se le exige que ‘se moje’ y él, según fuentes del PDeCat, habría devuelto la pelota presentándole a Puigdemont una lista de 'consellers' posconvergentes susceptibles de ser destituidos. ERC niega ese extremo, pero el caso es que el ‘president’ lleva unas horas muy intensas viendo a todos los miembros del Ejecutivo autonómico para calibrar hasta qué punto puede contar con cada uno de ellos.
El miércoles por la noche se reunió con Junqueras, los titulares de Empresa, Santi Vila, de Territorio, Josep Rull y de Interior, Jordi Jané, y con la responsable del PDeCAT, Marta Pascal. Algunas fuentes sitúan también en la reunión al presidente del partido, Artur Mas.
Las reuniones han proseguido en la mañana de este jueves con la titular de Gobernación, Meritxell Borràs, Rull y el nuevo titular de Cultura, Lluís Puig, que entró en el ejecutivo tras la salida de Baiget. Meritxell Ruiz, la consellera de Educación, es otros de los nombres que se barajan para una eventual sustitución. Y no se descarta la reubicación de Neus Munté, actual consellera de Presidencia y portavoz. Todas estas gestiones tienen un doble objetivo: blindar al Govern para afrontar el referéndum y disponer de un equipo sólido para hacer frente al día después, cuando haya que dar el paso siguiente hacia la independencia en el caso de una victoria del sí.
La esta ronda de contactos es previa a la reunión del Consell Executiu del próximo martes, en la que Junqueras y el 'conseller' de Exteriors, Raül Romeva, asumirán las competencias sobre la compra de las urnas del referéndum, aunque reclaman que la orden para la adquisición sea colegiada, una condición que Puigdemont acepta, según fuentes del Govern consultadas por Efe. El miércoles se supo que el ‘president’ pretende concentrar todas las competencias referentes al referéndum en un solo conseller, apuntando que podría ser el vicepresidente Junqueras quien asumiera esta figura dado que él mismo ya anunció cuando se sometió a la cuestión de confianza que el líder de ERC sería el coordinador de los preparativos del 1-O.
En cualquier caso, no se descarta que se produzcan novedades en las próximas horas para tratar de solucionar una situación que según parece es desesperada. La directora adjunta de ‘La Vanguardia’, Lola García, la definía este jueves como “asfixiante” y explicaba por qué: “suspicacias entre compañeros de gabinete, temores expresados a medias por miedo al apelativo de traición y sospechas de escuchas telefónicas que llegan a la paranoia aunque quizá tengan alguna base real”.
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