El primer país que deja de enviar cartas físicas a través de la empresa pública de correos
El anuncio de PostNord, el operador postal público de Dinamarca, de que dejará de distribuir cartas a finales de 2025 supone el final de más de cuatrocientos años de correo tradicional en el país. La medida llega después de constatar un desplome histórico en el uso de la correspondencia física, con una caída del 90 % en el volumen de envíos desde comienzos de siglo, un reflejo claro del profundo cambio tecnológico vivido por la sociedad danesa. Según cifras citadas por BBC, el número de cartas pasó de 1.400 millones hace 25 años a apenas 110 millones en el último ejercicio.
La digitalización en Dinamarca avanza a gran velocidad. Actualmente, el 97 % de los ciudadanos mayores de 15 años está registrado en el sistema digital MitID, que permite realizar trámites tan diversos como operaciones bancarias, firmas electrónicas o la solicitud de citas médicas. De acuerdo con The Guardian, documentos oficiales como el carné de conducir o la tarjeta sanitaria se utilizan habitualmente en formato digital a través del teléfono móvil. Bancos, empresas y administraciones públicas envían casi toda su comunicación por vía electrónica, y solo un 5 % de la población ha decidido seguir recibiendo correo en papel.
PostNord, nacida en 2009 tras la unión de los servicios postales de Suecia y Dinamarca, sostiene que la caída del envío de cartas ha hecho inviable el negocio. “Los daneses se han vuelto cada vez más digitales y eso significa que hoy quedan muy pocas cartas, y el descenso continúa de tal forma que el mercado de cartas ya no es rentable”, explicó Kim Pedersen, director gerente de la filial danesa, al comunicar la decisión.
El reparto pasa a manos privadas
Desde el Ministerio de Transporte han recordado que la empresa privada Dao asumirá un mayor volumen de correspondencia a partir de enero de 2026, incrementando sus entregas de 30 a 80 millones de cartas al año. Los usuarios deberán acudir a los puntos físicos de Dao o pagar un suplemento por la recogida en domicilio, mientras que el franqueo se gestionará de forma digital, a través de internet o de una aplicación. La normativa danesa obliga a que siempre exista la posibilidad de enviar cartas físicas, por lo que, si Dao cesara su actividad, el Ejecutivo debería designar a otro operador.
Críticas por el impacto social y laboral
La decisión también ha despertado críticas por sus consecuencias laborales y sociales. El cierre implicará el despido de 1.500 trabajadores de una plantilla total de 4.600 empleados, además de la retirada de los 1.500 buzones rojos repartidos por todo el país. Según The Guardian, la venta de estos buzones, algunos valorados en hasta 2.000 coronas danesas (unos 268 euros), ha despertado el interés de coleccionistas y ciudadanos con un fuerte vínculo emocional con el correo tradicional.
Aunque el Gobierno sostiene que el cambio no supondrá una “diferencia práctica” para la mayoría de la población, asociaciones de personas mayores y representantes políticos alertan de las dificultades que puede generar en colectivos vulnerables y en áreas rurales. “Hay muchos que dependen de que las cartas lleguen regularmente”, advirtió Marlene Rishoj Cordes, portavoz de la organización de mayores Aeldre Sagen, en declaraciones a la televisión danesa recogidas por BBC.