Papá Noel: cancelado por "machista" y "blanco"
Podríamos pensar que en esto de «decolonizar» los españoles llevamos buen ritmo. No obstante, nada más lejos de la realidad. Y es que este día de Navidad sorprenderá a ciertas poblaciones del Reino Unido con una censura inesperada, ya ni siquiera asociada a nada religioso, sino que se está realizando un ataque directo contra uno de los símbolos por excelencia de este período en el mundo anglosajón, Papá Noel.
Y es que el museo de Brighton y Hove, una entidad pública de la ciudad homónima, ha publicado en sus redes oficiales y en la web del propio museo un particular ensayo que ha causado un escándalo en Reino Unido. En este documento se afirmaba que Papá Noel debería ser eliminado o convertido en otra representación navideña. En general, el museo y sus expertos, avalados por el Gobierno, han cargado contra todo lo que era posible. Según sus conclusiones, el afable y orondo anciano que reparte los regalos a los niños en la víspera del día de Navidad, es en realidad un símbolo cruento de la esclavitud, el machismo y el racismo.
El afable gordo
Según el museo, la representación del afable gordo, al tratarse de un hombre blanco –inspirado en San Nicolás, no nos olvidemos– habría creado una narrativa excluyente hacia personas de otras etnias o razas, por lo que su pervivencia en la tradición y los espacios culturales sería una continuación de la exclusión racial en los espacios públicos. No obstante, las críticas no acaban aquí, sino que el museo ha cargado también contra las relaciones maritales del matrimonio Noel. Así, se considera que este longevo matrimonio estaría sustentado en una desigualdad de base pues la señora Noel, en su tradicional papel de apoyo, estaría perpetuando roles de opresión femeninos.
Lo último, y particularmente destacado, es el mensaje marxista del museo en relación con los elfos. Y es que aunque esta simple enunciación ya resulta curiosa, el mensaje final del comunicado es aún más llamativo. En resumen, se interpreta que el papel del trabajo de los elfos sería, al no existir en la leyenda de Papa Noel particular mención a las retribuciones –por ser innecesario– se considera que el trabajo de esas criaturas míticas sería de pseudo esclavitud y de desigualdad en cuanto a Noel sería su «jefe».
La polémica alrededor de Papá Noel no se limita al Reino Unido. En Austria, un jardín de infancia decidió este año no invitar a Santa Claus a su fiesta navideña por «diferencias culturales», provocando la indignación de padres, del alcalde y de políticos locales. En Noruega, un anuncio publicitario mostró a Papá Noel en una relación homosexual, lo que desató aplausos de unos y airadas críticas de otros que clamaban: «¡Dejen a Santa en paz!». Y por si fuera poco, en los Países Bajos, el debate sobre personajes navideños asociados a San Nicolás, como Zwarte Piet, han sido criticadas por ser «propaganda occidental» y han generado polémica entre los holandeses más woke.
España se salva (de momento)
No obstante, en los últimos días ha empezado a surgir también una polémica en torno a los villancicos. Si bien en España todavía no existe un debate real sobre estas canciones populares, quizá porque resulta complicado encontrar algo cancelable en «Noche de Paz» o «Beben los Peces en el Río», en el Reino Unido el debate ha dado un paso más.
Esta Navidad, varios medios británicos han informado de que determinadas emisoras públicas y organismos relacionados con la radiodifusión están revisando, cuando no directamente evitando, la emisión de canciones navideñas tradicionales por contener expresiones consideradas hoy ofensivas o inadecuadas para los valores actuales. El caso más conocido vuelve a ser el de «Fairytale of New York», el famoso tema de The Pogues, que lleva años generando controversia por una palabra malsonante de su letra y que en estas fechas ha vuelto a ocupar espacio en los informativos y las tertulias.
Desde los propios entornos mediáticos se insiste en que la preocupación ya no es artística ni musical, sino moral e incluso legal. Se argumenta que determinadas letras podrían vulnerar códigos internos de conducta o normativas laborales, aun tratándose de canciones históricas, perfectamente contextualizadas y asumidas por el público desde hace décadas.
Polémicas para todos los gustos
En resumen, esta Navidad nos está sorprendiendo claramente para mal. Durante las últimas semanas hemos podido ver una inacabable sucesión de polémicas y censuras en relación con los símbolos tradiciones de la Navidad en Europa. Desde aspectos cristianos, mediante la censura de Belenes o la presencia de cruces, a los ataques bastante extraños contra figuras imaginarias como Papá Noel, que han aparentemente han pasado de figuras agradables a adalides de opresiones. Celebrar la Navidad se está convirtiendo en algo verdaderamente difícil, ya que parece que no se puede hacer nada sin caer en algún tipo de ofensa u opresión intolerable.
Papá Noel es ahora machista y excesivamente blanco, los elfos son esclavos y hasta los villancicos se vigilan por si ofenden a alguien. Si celebrar significa mirar cada detalle con lupa y censurar todo lo que pueda molestar, entonces lo que estamos perdiendo no es solo a Noel o las canciones típicas, sino la alegría y la magia de la Navidad misma.