Diego García: "Me di cuenta de que si me quería retirar no tenía un plan fuera del atletismo”
Diego García (Madrid, 1996) fue plata en 20 kilómetros marcha en el Europeo de 2018 y bronce en el de 2022. De niño soñó con estar en unos Juegos Olímpicos, y lo cumplió, dos veces. En Tokio, en 2021, fue sexto y fue feliz. En París, en 2024, acabó en el puesto 33 y decepcionado. Había perdido algo y no sabía qué era. La búsqueda ha tenido frutos en un 2025 en el que incluso ha llegado a estar retirado, pero ha «renacido» al recuperar la ilusión, lo que le ha llevado a ser octavo en el Mundial de Tokio.
Acaba los Juegos de París en el puesto 33 y se le ve decepcionado. Dijo: “Tengo que cambiar algo”.
Estar en unos Juegos Olímpicos a todo deportista le encanta, pero yo ya había estado en unos, venía con un nivel, unas expectativas y quizá una presión bastante altas por hacer un buen resultado y tuve uno muy malo. Sí, acabé decepcionado. No era la primera vez, llevaba una temporada así con resultados en general malos a la hora de competir, y con dificultades. Era una sensación un poco rara para mí, porque yo toda la vida me he caracterizado por lo contrario, por sacar el 120 por ciento en la competición y de repente, claro, se te pone patas arriba un poco tu día a día o tu mayor pasión, porque estás fallando en un momento importante, y ahí yo sabía que había algo que no funcionaba. El problema era que no tenía muy claro qué. Es lo que peor llevo, porque si veo que tengo que cambiar una cosa o que hay que hacer un esfuerzo por algo, no tengo problema, soy disciplinado, el deporte me lo ha enseñado, pero cuando no lo tienes muy claro, estás con esa nube ahí en la cabeza.
Ya no valía eso de estoy en unos Juegos, he cumplido un sueño.
Esa es una de las cosas de las que nunca se habla en el deporte y que quizá es de las más difíciles: se necesita tanto sacrificio, tanta motivación, tanto hacer lo que los demás no están dispuestos para llegar a un resultado tan importante que cuando lo consigues, el día después es muy difícil. Lo comentamos nosotros internamente muchas veces y yo después de ir a los Juegos Olímpicos [en Tokio], que fue mi primer sueño, pues oye, tuve que empezar a construir el día después, que no era tan fácil. Y luego en París, pues efectivamente, ya iba con intención de hacerlo mejor que en Tokio [fue sexto], porque estaba mejor de forma, eso uno lo sabe y se exige.
Se sentía preparado...
También nosotros muchas veces somos conscientes de que en el deporte no lo puedes hacer bien todos los días, que hay días que sale bien y días que sale mal, sin mayor explicación, pero como te digo, ya no era aislado. Yo llevaba dos años que... Si no hubieran sido los Juegos Olímpicos, probablemente el patinazo habría sido mayor o la preparación habría sido diferente. Fue precisamente por ser unos Juegos Olímpicos por lo que se camufló toda esta historia y digamos que llegué allí en buena forma y demás sin ser consciente un poco de lo que había detrás.
"Se me cruzaron unas malas sensaciones físicas, una sensación de estrés en competición que no tenía ningún sentido; como si no hubiera competido en mi vida"
Y este año, en el Campeonato de España, en marzo, se retira por primera vez en su carrera. Iba camino de ser como Federer, que en 1.526 partidos de tenis que jugó nunca se retiró.
Pues a mí me hubiera gustado retirarme de mi carrera deportiva así, porque iba un poco en esa línea. Los que me llevan siguiendo años lo saben, he tenido días muy malos y de acabar muy lento, pero es un poco lo mínimo, esa responsabilidad que uno siente, sobre todo cuando estás representando a España. Yo después de los Juegos Olímpicos empiezo 2025 así un poco por inercia, las cosas como son, y digamos que toco suelo en el Campeonato de España haciendo una prueba de 35 que yo tampoco estaba muy convencido de hacer, de hecho la prueba ha muerto ya este año, y llega un momento en donde se me cruzaron unas malas sensaciones físicas, una sensación de estrés en competición que no tenía ningún sentido; me sentía como si no hubiera competido en mi vida, como si no supiera qué hacer en un Campeonato Nacional, que tienes que llevar más o menos atado. Fue un shock en toda la regla, pero quizá era lo que necesitaba. Ahora viéndolo con la perspectiva, pues me alegro de que hubiera pasado, porque si no, pues probablemente hubiera seguido como en París, sin respuestas, sin soluciones, y habría seguido para adelante, pero muchas veces no vas a ningún lado.
Son muchos años aquí en el CAR de Madrid. No sé si lo llega a odiar.
No, la verdad es que no tengo odio, a mí me encanta. El CAR de Madrid me parece mi segunda casa, creo que además siempre que hablo del CAR de Madrid lo hago con muchísimo cariño, me gustaría que la gente lo conociera más, porque me parece que es un sitio privilegiado hoy en día, por las instalaciones que tenemos aquí, el ambiente que tenemos aquí. A mí el deporte me encanta y yo en mi día a día no me quejo, no me puedo quejar. Más allá de eso, pues sí que es cierto que cuando llevas muchísimos años, los deportistas que tenemos carreras así tan largas... Y encima comparado, hay deportes que a lo mejor no son tan monótonos, pero nosotros prácticamente entrenamos todo el año en el mismo sitio, con el mismo ambiente, y vas a competir prácticamente dos días al año importantes y ya está. Yo llevo en el CAR de Madrid 14 temporadas y no tiene nada que ver un año con otro, o sea, tú vas creciendo, vas madurando como persona, en tu vida van pasando cosas, la gente a tu alrededor tiene nuevas experiencias y, bueno, pues el atletismo tiene cosas maravillosas que yo siempre defiendo, pero también tiene la parte mala de que aquí todos los años es lo mismo. Empieza lo mismo y en ocasiones te empiezas a sentir un poco fuera de tu sitio, porque además cada vez la sociedad del atletismo es más joven, cada vez más y más joven, y es difícil casar esa rutina o esas prioridades que necesitas tener siempre si quieres destacar en el atletismo con tu vida.
Después del Campeonato de España, ¿tiene una conversación consigo mismo?
Sí, yo después del Campeonato de España, aparte de tener una conversación conmigo mismo, hablo con toda la gente que considero cercana o que me conoce o que se preocupa por mí, y llego a la conclusión de que no tiene sentido seguir entrenando en la misma dinámica, porque ya sé cómo acaba. Lo que tocaba es parar y ver cómo me siento en mi nueva vida de retirada forzosa. Me di un tiempo, que es lo que en muchas relaciones sentimentales se conoce como el inicio de la ruptura. Dejé de venir a entrenar, además sin ningún plan alternativo. Me sirvió para darme cuenta de mucho, porque yo, por un lado, sí que tenía la sensación de hacer más cosas aparte del atletismo, pero en ese momento descubrí que realmente no tenía una ocupación, como yo lo llamo, seria, o quizá no tenía un propósito fuera del atletismo, y a mí eso era una de las cosas que me estaban pasando factura. Porque durante muchos años sí que lo compatibilicé al mismo nivel de exigencia con los estudios y demás, pero bueno, ya una vez que has finalizado la carrera, el máster, pues empieza a tener más peso la otra parte, y me di cuenta de que si me quería retirar en ese momento, que si realmente empezaba mi vida fuera del atletismo, no tenía un plan. Todo eso que había estado escuchando durante muchos años a mucha gente, “tienes que tener un plan”, que yo parecía que estaba servido, pues no, porque al día siguiente yo no tenía algo por lo que trabajar con el misma entusiasmo, con la misma ilusión que por el atletismo. Era una situación un poco chocante, pero era bueno darse cuenta y verlo; y a la hora de ponerse a valorar si el tiempo iba a ser definitivo o no, haber sentido en tu propia carne cuál iba a ser la realidad.
"Entendí que va a llegar un día, que está más cerca que lejos, en el que me voy a retirar del atletismo profesional y me voy a dedicar a otra cosa"
Escribe en sus redes que ha sido una temporada de cambios. ¿Cuáles?
Bueno, en primer lugar, fue quizá ser más honesto conmigo mismo. Entender que va a llegar un día, que está más cerca que lejos, en el que me voy a retirar del atletismo profesional y me voy a dedicar a otra cosa. Que eso es un poco como, yo creo, un paso anticipado a lo que significa para los humanos la muerte: sabemos que está ahí, pero nunca lo admitimos. Entonces yo llegué a la conclusión de que no pasaba nada por mirar a la retirada deportiva como una posibilidad, y una posibilidad cercana. Desde ese día, tengo claro que mi retirada del mundo del deporte, o mi último día con la selección española, está más cerca que mi debut; y que, además, si quiero seguir haciendo deporte, cada día que vaya a competir tengo que estar siendo feliz. Con esa primera certeza quizá me di cuenta de que tenía la posibilidad de elegir, que ya no era una inercia, y en esta fase de mi vida en la que ya tengo claro que me voy a retirar el atletismo no podía ser absolutamente siempre la prioridad. Llevaba tiempo incluso rechazando oportunidades profesionales; el atletismo es muy importante, hay que sacrificar muchas cosas si quieres conseguir un buen resultado, pero en la vida también ocurren otras, y en ese momento en el que vas descomprimiendo o quitándole peso al atletismo o cosas por lo que criticarle, pues yo me empecé a sentir de nuevo a gusto entrenando. Poco a poco, empecé a quitarme la parte mala, esa parte que me había estado pesando tanto tiempo. Fue una primera liberación, el seguir haciendo atletismo, digamos que por gusto, porque yo lo elijo, no por obligación, intentar huir también de depender económicamente de los resultados deportivos, que es un problema que tenemos todos los deportistas en España, y simplemente, pues bueno, saber que no sé cuánto me queda en el atletismo, pero lo que me quede va a ser disfrutando y sacándole el máximo partido como creo que hice en el Mundial de Tokio [acabó octavo].
Es un cambio interior.
Sí, sí, sí, y luego independientemente de eso, yo participé aquí en Madrid Marcha en la Gran Vía, que es un poco como los Juegos Olímpicos, competir aquí en Madrid es un sueño, es casi el mejor día del año durante las cuatro ediciones que he vivido; durante mucho tiempo era una cosa imposible, la gente se reía de mí cuando les hablaba de la posibilidad de hacerlo, y tener la oportunidad de vivirlo es que me siento superafortunado, pero una vez que pasó eso, ya me encontré yendo a competir a La Coruña. Unos días antes hablé con el seleccionador, que conocía mi situación, y fue muy franco conmigo. Me dijo: “Diego, yo no te voy a hacer ningún favor, este año te exijo lo máximo, aunque tengas la línea del año pasado, a mí eso no me vale, si no demuestras que estás en una gran forma física, yo no te pienso llevar al Mundial, porque además creo que no te hago un favor si lo hago”. Me dijo que creía que ese divorcio, esa ruptura que había hecho con el atletismo, tenía que ser más largo para que fuera efectivo. Yo le contesté que no funciono así en la vida, yo en las situaciones límite suelo espabilar bastante rápido, suelo ver las cosas, y de la misma manera que con poco tiempo me he dado cuenta de que quería seguir haciendo atletismo, pero de otra manera, pues iba a intentarlo en esa última oportunidad que era La Coruña. Me puse en la línea de salida sabiendo que probablemente si no hacía una buena carrera, se me complicaba mucho mi futuro en el atletismo, porque no hacer una buena carrera implicaba también perder el sueldo al año siguiente, que es una cosa que hay que tener en cuenta. Nosotros en marcha no tenemos otras oportunidades más allá que seguir el camino del mundial, los Juegos Olímpicos y demás, no hay maratones comerciales, y entonces si lo hacía bien, seguía y me daba mis últimos años de ojalá felicidad en el atletismo; y si lo hacía mal, pues tocaba quizá dejarlo.
¿Cuánto tiempo para?
Estuve muy poco tiempo, tres semanas o algo así, pero tres semanas de creértelo de verdad.
¿Y el primer día cuando se levanta cómo es?
Sí, a ver, yo en ese tiempo empecé un poco a buscarme la vida. ¿Qué hago ahora por la mañana? Pues me voy a poner a organizar Madrid Marcha, pero yo veía que eso iba más lento de lo que pensaba. A ver, era variado porque también me llamaron para presentar una gala en esas semanas, o sea, hice cosas, pero yo probaba y veía que no tenía el plan. Entonces, bueno, seguía buscando, empecé a pensar qué tenía que hacer, empecé a asesorarme un poco, seguir ejemplos de otros deportistas que se retiran y ver dónde podía caer yo porque es cierto que hay muchos tipos de trabajo, y yo no me había planteado si, por ejemplo, quería trabajar en una empresa, en un banco, que yo he estudiado eso, y no me llamaba mucho la atención, te lo voy a confesar. Fue una época de probar y no pensar en un futuro de atletismo.
También habla en redes sociales de anécdotas.
Ha sido un año de emociones fuertes, de decir un día me retiro, al día siguiente vuelvo... No sé, he tenido tiempo para hacer cosas que otros años no había hecho, para estar con amigos... Por ejemplo, no he tenido novia desde hace mucho tiempo. Esto es una gilipollez, pero el atletismo siempre ha sido una prioridad, entonces, si de repente te propone una chica quedar un martes, pues no, porque al día siguiente tienes que entrenar y entonces vas a hacer un poco peor las series. Pero realmente, si te fijas, tampoco pasa nada por cenar fuera un martes, si luego te acuestas, te duermes... El tener la tranquilidad de decir, pues mira, voy a hacer otra cosa, voy a quedar con una chica, a ver qué pasa, eso que parece ridículo ya fue algo de cambio. Y luego a nivel de anécdotas, pues nada, sí que siento que ha sido un año supervariado, de vivir las cosas muy intensamente. Ya te digo, esto de La Coruña, la emoción de hacer una marca que en ese momento te puedo asegurar que no me merecía. Me encantó volver a reencontrarme conmigo mismo, llegar y sorprender a todo el mundo. Aunque fíjate, a mi entrenador ya no le sorprendo porque luego me confesó un compañero que preguntándole antes de competir qué creía que iba a hacer, sabiendo que era una situación límite, él mismo decía que no tenía ni idea: hoy este o se retira oficialmente del atletismo o hace una hora 18 minutos, que es un marcón, y me salió la segunda, inexplicablemente. Mis amigos del colegio de toda la vida, que no suelen venir a verme competir, también estaban allí. Fue como un renacer. En ese sentido, pues fue muy divertido. Y luego, aparte de eso, para el Mundial decidimos, y esto también era un poco de mi parte, cambiar la preparación por completo, hacer cosas que yo no había hecho nunca. Fui a Sierra Nevada por primera vez de concentración en mi vida, estuve allí entrenando con amigos míos del atletismo de toda la vida, como Yago, como Carlos Mayo, que son de otras disciplinas y nunca tenía oportunidad de entrenar con ellos, pero también con gente nueva, como María Forero, estaba Lucía Rodríguez, y de repente, estuve allí tres semanas de convivencia, entrenando a muerte, pero disfrutándolo un montón y pasándomelo genial, como si fueran mis primeros años en el atletismo, que al final, la parte social es lo que a mí más me ha enganchado de este deporte siempre. Después fuimos a Barcelona a hacer un entrenamiento mucho más científico, gracias al asesoramiento de Xabier Leibar, médico que lleva muchísimos años asesorando a Chuso y a muchos otros en el deporte español, y que es especialista en llevar bien las concentraciones en altitud y las adaptaciones a calor-humedad. Necesitaba también esa tranquilidad de tener un respaldo científico, yo soy muy de hechos. Fuimos a Font-Romeu, que yo no había estado nunca, y estuvimos metidos en una casa juntos mi entrenador, Álvaro López, que es compañero, yo, en una concentración de altitud, con la dificultad que eso tiene, y hasta Chuso García Bragado. Era una situación un poco surrealista, nosotros ahí en una casita de madera, los cuatro, en un pueblecito francés, durmiendo, haciéndonos la comida unos a otros. Era, como dice mi entrenador, para poner en el libro. Fue una experiencia diferente, completamente nueva, y donde entrené muy motivado.
"En mi primer Campeonato de España, con 15 años, me descalificaron. Sonó el teléfono, y era Chuso García Bragado"
Dice que Chuso cree más en usted que usted mismo...
Yo tengo una relación especial con Chuso, independientemente de que ha sido mi ídolo a nivel deportivo, me parece que es el mejor marchador de todos los tiempos, yo creo que por su capacidad de trabajo, de resistencia, no sé, puedo decir hasta alguna palabrota; y luego es de un barrio muy cercano al de mis padres, recuerdo que cuando yo era sub-16, tenía 15 años, me descalificaron en mi primer Campeonato de España, por mala técnica, yo venía de correr y me imagino que en esa carrera saqué más técnica de carrera que de marcha; no se me olvidará que de repente me llamó un número a mi móvil, y era Chuso García Bragado, que le había saludado una vez, pero el tío consiguió mi número y me llamó, me dijo que no me preocupara, que esto era una cosa que ocurría en marcha, que le había pasado a él hacía poco en un Mundial o algo así, y que siguiera adelante, que merecía la pena. Y desde aquel momento me ganó, me ganó por completo; desde entonces, aunque no tengamos tanta convivencia, porque él vive en Cataluña, nos llevamos muy bien, ha sido compañero mío de selección, ha sido mi capitán incluso en mis primeros Juegos Olímpicos, y siempre está un poco detrás, atento a lo que sigue y aportando ideas para mejorar cuando hace falta.
Cambio de tema. ¿Cuál es su labor ahora en la Comisión de Atletas de World Athletics?
Eso también va un poco en la línea de todo esto, seguir escalando en esas otras facetas que no son puramente deportivas. Antiguamente hubiera dicho que no porque me quería centrar en entrenar, pero ahora me da tranquilidad dar rienda suelta a estas otras facetas porque siento que no estoy presionado por ningún lado. Salió la oportunidad de ser vicepresidente de la Comisión de Atletas porque terminaba el mandato el canadiense Matt Hughes, que era el antiguo vicepresidente y parte del consejo directivo, y entonces decidí presentarme. Nos presentamos varios compañeros, hubo una votación y me eligieron, por poca diferencia, pero me eligieron, y eso significa que ahora soy vicepresidente de la comisión y que represento a los atletas en el Consejo Directivo, que quizá es lo más importante porque ahí es donde está Sebastián Coe, donde están todos los presidentes de las áreas, es un lugar ya de “mayores”, digamos. Ha sido una experiencia completamente nueva para mí, pero me ha encantado. Soy el más joven del consejo.
¿Son atletas y exatletas los que lo forman?
Hay un poco de todo, el consejo está formado por los seis presidentes continentales, porque América cuenta como dos, sur y norte; luego están los cuatro vicepresidentes, uno de ellos es Raúl Chapado, está el presidente, está el CEO, que creo que no tiene voto, pero está allí contando las cosas, no sé si luego hay nueve miembros independientes, y después estamos Valerie Adams, que es la presidenta de la Comisión de Atletas, y yo. Y digamos que todas las decisiones que toman en el atletismo mundial, pues tienen que pasar por el voto de ese grupo, y tanto Valerie como yo tenemos un voto cada uno, y está muy bien porque yo tengo la sensación de que ya sí que te tratan de tú a tú los jefes. Es una plataforma importantísima no solo para defender los intereses de todos los atletas en general, también, en particular, de la marcha, que sabemos que es una disciplina que ha sufrido mucho últimamente y cada vez tengo el diagnóstico más claro: es porque los países que destacan en la mayoría de disciplinas de atletismo son radicalmente diferentes a los países que destacan en marcha, y los otros son los que hasta ahora mandaban y tenían la voz cantante. Por otro lado sí que me ha sorprendido que mucha gente de dentro del consejo se ha puesto muy contenta de mi llegada, y me han dicho que qué bien que venga yo para defender a la marcha, que es una gran disciplina. Incluso de países que no se te ocurre que lo fueran a defender. Soy optimista con lo que me he encontrado.
Pero en los Juegos de Los Ángeles 2028 sólo habrá una prueba de marcha...
En Los Ángeles nos han quitado una prueba, sólo habrá media maratón [sustituye a los 20 kilómetros]. Había muchísimas presiones, generalmente de los americanos y de la tele americana, que es la que gestiona los derechos y por tanto el dinero de los Juegos Olímpicos. Se ha salvado la disciplina, que para mí era...
"Somos fuertes si estamos unidos. La prueba se ha visto ahora con la bancarrota de Michael Johnson con su proyecto"
¿Corría peligro de verdad?
La prueba de ello es que se ha ganado la batalla y aún así nos han quitado una prueba. Corría peligro de verdad. Yo tuve en aquellos momentos más críticos contacto con gente de la Federación Internacional, con gente del Comité Olímpico y todos me confirmaron que efectivamente la prueba estaba en el candelero. Ahora en el futuro, primero yo soy optimista por naturaleza y creo en que se puede mejorar todo, que las decisiones no están tomadas y que el destino lo podemos construir nosotros; pero independientemente de eso, pues tenemos un Mundial en China en 2027 que va a ser bueno para los objetivos de la marcha. Tenemos unos Juegos Olímpicos en 2032 en Australia, que aunque son anglosajones son los anglosajones que más marcha hacen... Hay que seguir metiendo presión y peleando por los intereses como pelea cualquier otra disciplina y cualquier país dentro del ecosistema del atletismo. Suena a eslogan, pero es que sólo somos fuertes si estamos unidos. La prueba se ha visto ahora con la bancarrota de Michael Johnson con su proyecto de dejar fuera a todo lo que no sean carreras cortas de pista. Lo que molaba tanto por sí solo no se sostiene.
También han tirado atrás el cambio en la longitud, cambiar la línea de batida por una zona más amplia.
Sí, sí, sí. Eso a mí me ha sorprendido positivamente porque no suele ocurrir. O sea, cuando a los jefes se les mete en la cabeza hacer una cosa, la suelen terminar haciendo pero en este caso se encontraron una oposición total por parte de los atletas. Tengo que reconocer que inicialmente me pareció una buena idea pero tuve la prudencia de no dar mi opinión y preguntar a todos mis compañeros de salto de longitud que qué les parecía. Me sorprendió que les pareciera fatal a todos; no hubo ni una sola opinión positiva en toda la gente que pregunté. Así que, evidentemente, yo lo que trasladé fue una opinión negativa con respecto a eso. Nosotros a nivel comisión de atletas estuvimos en contra de este asunto y luego además se hizo como un grupo especial reforzado de atletas afectados de salto de longitud y una consulta por parte de la federación y no había gente a favor. Entonces, afortunadamente, pues mira, se han dado cuenta de que esta innovación, por muy motivada que estuviera por otras razones de televisión y tal, no tenía sentido a nivel deportivo, y no se llevó a cabo.
¿Cómo fueron las pruebas en Madrid con el uso de la tecnología que tanto reclaman para medir el tiempo de vuelo?
Las pruebas fueron bien en cuanto al funcionamiento del sistema. Por ejemplo, cosas que pueden parecer evidentes pero que son importantes: ningún chip se perdió durante la prueba. Los chips son supercómodos, pesan 15 gramos, tienen la forma de una moneda de un euro como un chip de cronometraje normal, se ponen muy rápidamente y muy fácil en cualquier cámara de llamadas, son operativos, y terminaron en las zapatillas de todos los atletas. Además, analizaron o detectaron cada uno de los pasos de todos los atletas desde el principio hasta el final. La recogida de datos fue completamente buena y además tiene todo el sentido del mundo porque se ven mínimos detalles, incluso de pérdidas de contacto menores justo en las curvas porque los atletas frenan, pérdidas de contacto mayores en esa bajada que hay desde Callao hasta Plaza de España que es bastante acusada, casi nada de pérdida de contacto en las cuestas arriba... Sí que falló el sistema de envío de datos en tiempo real en las antenas que estaban al fondo. La Gran Vía es quizá el nivel experto de este tipo de tecnología porque hay comisarías, hay un montón de inhibidores de frecuencia y hay una parte del circuito donde no se enviaron los datos en tiempo real, lo cual sería un problema si se hubiera tenido que hacer el juzgamiento en base a eso porque hay una parte del circuito que no estaba cubierta. Pero es que era el primer ensayo que se hacía. Muy bien porque casi todo ha funcionado, aunque una cosa sí que te digo, quizá soy muy joven o voy muy a lo loco, pero a mí me gustaría que todo este asunto fuera más rápido. La parte menos bonita de todo esto es la sensación de no poder acelerar más el proceso porque a mí me gustaría que esto estuviera ya, que en 2026 estuviéramos compitiendo ya con esto. Hay una parte importante: la Federación Internacional no había hecho nada al respecto, simplemente lo estaba haciendo un grupo de gente y de universidades y empresas privadas que no tienen nada que ver con el mundo federativo, pero por primera vez en estas reuniones del último mes se ha presentado de manera oficial en los organismos de la Federación Internacional y parece que hay voluntad de implantarlo.
Ya la última: María Pérez ha recibido el premio a mejor atleta del año fuera del estadio.
Yo creo que fue un momento histórico para la marcha en general y para el deporte español en particular. Yo la voté primero como socio de esto en redes sociales y luego como miembro del consejo, que también tiene un punto; y la voté no por cercanía sino porque creo que se lo merecía. Era la mejor atleta de fuera del estadio, claramente. Me gusta ser justo independientemente de las afinidades personales o de país; yo creo que cuando uno tiene un cargo tienes que darle el premio al mejor. Yo voté a María porque creía que era la que más se lo merecía. Ha hecho una temporada espectacular y creo que muchas veces falta ponerle cara a la marcha. Es uno de los problemas que tiene la marcha, que a mucha gente, sobre todo los de los países que no nos conocen, les resulta como algo ajeno, y tenemos que hacerlo amigable, hacerlo cercano, verlo en persona es una cosa que es muy necesaria. Y María, pues oye, ganó el premio y no sólo eso, sino que fue a recogerlo porque hubo atletas que no fueron y a mí no me parece serio no ir. Chapó por ella porque estuvo allí representando a la marcha y espero que gane muchos más.