La reciente escalada de violencia en la Franja de Gaza ha dejado más de 400 muertos y cientos de heridos, marcando el fin de una tregua que había brindado semanas de relativa calma. Israel justificó la reanudación de los bombardeos acusando a Hamás de "rechazar propuestas para liberar rehenes y extender el alto el fuego". Estados Unidos, por su parte, respaldó plenamente la ofensiva israelí, atribuyendo a Hamás la responsabilidad de la escalada.
Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, los ataques aéreos israelíes han causado la muerte de al menos 404 personas, incluyendo a 174 menores de edad y 89 mujeres, lo que representa un 65% de las víctimas mortales. Además, se reportan 562 heridos, muchos de ellos en estado crítico. Los ataques ocurren en medio de una crisis política, después de que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunciara el domingo que pronto despedirá a Ronen Bar, jefe de la agencia de seguridad Shin Bet.
La Administración de Donald Trump ha manifestado su apoyo incondicional a Israel en esta ofensiva. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, declaró que Israel consultó a Washington antes de reanudar los ataques en Gaza. Leavitt enfatizó: "Como ha dejado claro el presidente Trump, Hamás, los hutíes, Irán, todos aquellos que buscan aterrorizar no solo a Israel, sino también a Estados Unidos, pagarán un precio: se desatará el infierno".
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Brian Hughes, responsabilizó directamente a Hamás por la ruptura de la tregua: "Hamás tenía la oportunidad para liberar más rehenes y extender el alto el fuego, pero han elegido rechazo y la guerra". El Ministerio de Sanidad de Gaza reportó el fallecimiento de 413 personas a causa de los recientes bombardeos, y advirtió que "varias víctimas continúan bajo los escombros y se están llevando a cabo labores para su recuperación".
El gobierno israelí sostiene que la ofensiva es una respuesta a la negativa de Hamás de liberar a los rehenes y aceptar las propuestas de mediadores internacionales. El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, afirmó: "No dejaremos de luchar hasta que todos los rehenes hayan regresado a sus casas y que todos los objetivos de la guerra se hayan cumplido".
Por su parte, Hamás condenó la postura estadounidense y acusó a Washington de ser cómplice en las masacres de civiles en Gaza debido a su apoyo político y militar a Israel. En un comunicado, la organización señaló: "Con su ilimitado apoyo político y militar a la ocupación israelí, Washington carga con toda la responsabilidad de las masacres y el asesinato de mujeres y niños en Gaza".
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El reinicio de los bombardeos ha empeorado aún más la grave situación humanitaria en Gaza. Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España, expresó su preocupación: "La población de Gaza vivía con alivio y esperanza el alto el fuego y ahora todo se ha evaporado".
Las infraestructuras básicas, incluyendo hospitales y escuelas, han sido gravemente afectadas, lo que dificulta la asistencia a los heridos y la provisión de servicios esenciales. La comunidad internacional ha expresado su alarma y ha instado a ambas partes a cesar las hostilidades y proteger a la población civil.