El gobierno federal le dio un sorpresivo apapacho al INE, uno de los antiguos rivales favoritos de Palacio Nacional que, esta vez, fue atendido y al parecer, hasta comprendido.Un Consejo General como siempre dividido, entró a Palacio Nacional con escepticismo tras el trato recibido en el sexenio pasado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Pero esta vez salieron con una sonrisa casi incrédula del logro obtenido tras dos horas de reunión: la firme promesa presidencial de darles más dinero.“Se nota la diferencia del trato de una mujer porque, sobre todo, supo escuchar. Nunca juzgó, preguntó y se sumó a la solución”, dijeron a MILENIO algunas de las consejerías.Nada faltó sobre la antigua e impecable mesa de Palacio Nacional: en la cabecera la presidenta Claudia Sheinbaum y a su lado la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. A su derecha, la consejera presidenta Guadalupe Taddei acompañada de su nueva secretaria Ejecutiva y las 10 consejerías presentes. Ahí, todos los temas se trataron y se aclararon. Nada se esquivó.Aunque en los últimos días la presidenta había acusado falta de transparencia y una exigencia presupuestal inexplicable por parte del INE, sus dudas fueron resueltas con respuestas técnicas y legales. Cada pregunta llegaba al mismo origen: es lo que la reforma judicial exige. Previo al encuentro, MILENIO anticipó que el Consejo General plantearía entre mil y mil 500 millones de pesos adicionales, de acuerdo con el estudio técnico de la Dirección Ejecutiva de Administración del INE, para solventar apenas los asuntos más relevantes del hueco que dejó el recorte presupuestal.La primera en hablar fue la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei. Explicó el proceso, las exigencias que impuso la reforma judicial, los retos y complejidades de una elección inédita, con las dimensiones más grandes de la historia y que implica la impresión de 600 millones de boletas, frente a la imposibilidad de cumplir todo eso, con la mitad de los 13 mil millones de pesos solicitados.La presidenta Sheinbaum hizo preguntas concretas como la razón del monto, por qué debería ser así y por qué la insistencia en que no les alcanzaba. Los consejeros explicaron el destino de cada peso y el esfuerzo para, ante todo, salvaguardar la certeza de la elección con aspectos fundamentales como boletas infalsificables y la capacitación para que sean los ciudadanos quienes reciban y cuenten los votos.El INE iba preparado para explicar lo que saben hacer. La consejera Carla Humphrey, incluso, llevó impresa una muestra de la boleta que se utilizará para renovar el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo que sorprendió a la presidenta por su diseño inédito. Le detallaron el esfuerzo para hacerlo lo menos complicado posible, en comparación con las boletas tradicionales, por lo que ni siquiera han podido aprobar las de los juzgados de distrito y las magistraturas de circuito, por lo confusa que se volvería la votación.Con los retos claros, las exigencias constitucionales enlistadas y los costos desglosados, la presidenta instruyó a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, para que gestione la ampliación presupuestal en la Secretaría de Hacienda con el dinero de los fideicomisos del propio Poder Judicial.En un ambiente de confianza, Sheinbaum Pardo incluso les compartió las complicaciones presupuestales que ella misma enfrenta al arranque de su gobierno. Y sin ahondar en la posibilidad de más casillas como se preveía, la presidenta de la República se enfocó en una petición que coincidía con la principal necesidad que expusieron desde la autoridad electoral: que el dinero extra se destine a la difusión del proceso, para que la ciudadanía esté informada, se interese y acuda a las urnas.Hubo entendimiento y para los más optimistas, incluso se estableció la base para evitar una reforma electoral. Así, una presidenta que supo escuchar, dio el espaldarazo al INE para trabajar juntos y evitar lo que algunos apuestan por ver: el fracaso de la renovación del Poder Judicial.EHR
