Hace unos días apareció Mark Zuckerberg en las redes sociales, dónde más, para informarnos de que había decidido sumarse a los tiempos que corren y eliminar de Facebook e Instagram el sistema de verificación de datos. Elon Musk ya lo había hecho en X, y la jugada no le había salido mal. Sus críticas a la corrección política –y unos buenos 200 millones en donaciones– le dieron acceso directo a Trump y un puesto en su gabinete. Y como si hubiera previsto que en su nuevo entorno laboral lo acompañaría un ramillete de alucinados, adecuó su red social para que cualquier disparate sin rigor ni el menor respeto por la verdad pudiera difundirse sin cortapisa. Trump puso el listón alto....
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