Era 1957 y el nombre de Elvis Presley ya era un fenómeno de características mundiales. Apodado como el “rey del rock“, la carrera del estadounidense ya tenía a su haber clásicos del cancionero universal como “Haertbreak Hotel“, además de una proyección como estrella del cine hollywoodense que hoy, a nueve décadas de su natalicio, todavía lo sostienen como uno de los grandes artistas de la historia.
De hecho, ese mismo año se encontraba en pleno rodaje de “Jailhouse Rock“, que se convertiría en una de sus películas más reconocidas. Fue allí, en los estudios de Metro Goldwyn Mayer (MGM), donde Presley sellaría uno de los encuentros más icónicos del siglo XX con otro de los monarcas de la música: el chileno Lucho Gatica, reconocido como el “rey del bolero”.
Así lo recordó años después el mismo cantante, que por esos años también se encontraba en pleno apogeo de su carrera internacional. “Yo estuve ahí, en los estudios de la MGM, en Hollywood. Y el periódico La Opinión de Los Ángeles, que no era tan famoso como ahora, me consigue una entrevista con él. Estaba haciendo una película justamente en los estudios”, rememoró Gatica en una entrevista con Radio Cooperativa.
De su presentación como tal, el chileno aseguró que “fue tan atento que salió del set donde estaba filmando para conocerme, porque le habían dicho quién era yo e inmediatamente salió. Tuvimos una plática muy simpática, yo le dije ‘Elvis, ¿Por qué no hace una gira por América Latina, que lo idolatran a usted?'”.
“No, no tengo tiempo, porque la película termina hoy, mañana empiezo la otra, y después de la otra me voy a Alemania a hacer el servicio militar”, le respondió el músico. “Y efectivamente se fue a hacer el servicio militar a Alemania”, agregó el bolerista.
La anécdota del hombre detrás de clásicos como “Bésame mucho” igualmente generó impacto entre sus pares. Tanto así, que el mismo Gatica confesó que, tras una conversación con Luis Miguel -uno de los tantos músicos que profesaban su admiración por el bolerista, como Paul McCartney -, el mexicano se quedó con la copia de la fotografía que registró el momento.
“Con el pasar de los años, Luis Miguel cuando vio la foto que yo tenía con Elvis me dijo ‘¡Esta es mía!’, y se la regalé”, contó en la misma entrevista.