El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a levantar polémica con sus declaraciones sobre el Canal de Panamá, acusando a China de ejercer un control indebido sobre esta estratégica vía marítima. En una reciente intervención pública, Trump afirmó que el traspaso del canal a Panamá fue un error histórico y sugirió que China aprovechó esta situación para incrementar su influencia en la región.
El Canal de Panamá, una de las infraestructuras más importantes para el comercio global, conecta el océano Atlántico con el Pacífico y facilita el tránsito de más del 5% del comercio marítimo mundial. Desde su transferencia definitiva a Panamá en 1999, el canal ha sido administrado por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), que ha implementado mejoras significativas para mantener su competitividad. Sin embargo, las recientes afirmaciones de Trump ponen en entredicho esta gestión y avivan temores sobre posibles intervenciones económicas o políticas por parte de Estados Unidos.
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En su discurso, Donald Trump expresó que el Canal de Panamá representa un activo estratégico para Estados Unidos y que su entrega fue un error grave. "El Canal de Panamá es vital para nuestro país. Está operado por China. Se lo entregamos a Panamá, no a China, y han abusado de ese regalo", declaró enfáticamente. Estas palabras reflejan su postura recurrente de que los chinos han incrementado su influencia global a través de inversiones estratégicas en infraestructura clave.
Trump ha sugerido que China mantiene acuerdos comerciales con Panamá y podría estar ejerciendo un control tácito sobre las operaciones del canal. Aunque estas afirmaciones carecen de evidencia concreta, han generado preocupación en sectores políticos y económicos en Washington, donde algunos comparten la visión de Trump sobre la creciente presencia china en América Latina.
El gobierno panameño ha respondido con firmeza, negando cualquier tipo de intervención extranjera en la administración del canal. Las autoridades insisten en que las operaciones se realizan con total transparencia y bajo estrictos estándares internacionales.
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El expresidente ha descrito la transferencia del Canal de Panamá a manos panameñas como un “regalo” que, en su opinión, no ha sido bien administrado. Trump argumenta que el canal era una pieza clave para la seguridad y economía de Estados Unidos y que su entrega representó una pérdida estratégica para el país norteamericano.
El Tratado Torrijos-Carter, firmado en 1977 y efectivo desde 1999, estipuló la transferencia del canal a Panamá bajo condiciones específicas para garantizar su operación y mantenimiento. Sin embargo, Trump sostiene que China ha aprovechado la influencia económica y comercial para beneficiarse de esta infraestructura crucial.
A pesar de estas declaraciones, la ACP ha mantenido altos estándares de eficiencia y ha implementado proyectos de expansión que han permitido al canal adaptarse a las demandas del comercio global. Los ingresos generados por el tránsito de embarcaciones han representado una fuente vital de recursos para Panamá, fortaleciendo su economía.
En su retórica, Trump también insinuó que Panamá, al recibir el canal, había buscado un respaldo más firme por parte de Estados Unidos en materia de seguridad y defensa. Según el expresidente, el país centroamericano no contaba con las capacidades necesarias para gestionar un activo tan estratégico y que, en consecuencia, otros actores, como China, han llenado ese vacío.
Sin embargo, el gobierno panameño ha rechazado estas afirmaciones, destacando que la administración del canal ha sido eficiente y que no existe ninguna intervención extranjera en su operación. El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, reafirmó la soberanía panameña sobre la vía interoceánica y recordó que las relaciones con Estados Unidos se mantienen sólidas y respetuosas.
La comunidad internacional también ha respaldado la posición de Panamá. Diversos países han reconocido los esfuerzos de la ACP por modernizar el canal y mantenerlo competitivo en el mercado global. Además, han destacado que cualquier insinuación sobre un control extranjero carece de fundamentos sólidos.
