Salvo sorpresa mayúscula, pues el proceso de renovación territorial del PSOE está aún por concluir, y habrá primarias en algunos lugares clave como Aragón o Extremadura, la formación que lidera Pedro Sánchez va a sufrir en las próximas semanas una profunda mutación. El cambio se sintetiza en dos aspectos fundamentales: el inmenso poder acumulado por el secretario de Organización Santos Cerdán y el laminado o purga de toda disidencia interna. Sólo Emiliano García-Page sobrevive como bastión crítico, merced a un estatus singular, el que le da ser el único barón que gobierna en un territorio, en este caso Castilla-La Mancha, con mayoría absoluta. El resto del partido, casi sin excepción, es sanchista hasta la médula. Pero ni siquiera quienes tienen...
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