El Partido Socialista inicia este mes un amplio proceso de renovación territorial con el objetivo de recuperar el poder perdido en 2023 en ayuntamientos y comunidades autónomas. Desde el primer minuto, Pedro Sánchez parece estar consiguiendo allanar el camino para situar a afines en los liderazgos autonómicos porque ha conseguido ya derribar a Juan Lobato en la Comunidad de Madrid, a Luis Tudanca en Castilla y León y a Juan Espadas en Andalucía. Sin embargo, queda un único crítico que resiste a la "guillotina": el actual secretario general Miguel Ángel Gallardo, que tiene intención de revalidar su cargo.
De hecho, las primarias de Extremadura son de inmediato. Del 11 al 15 de enero, se dilucidará el futuro del PSOE extremeño que se está peleando a cara de perro. El único debate entre los dos candidatos, Gallardo y la exconsejera de educación, Esther Gutiérrez, estuvo plagado de reproches y acusaciones. Gallardo ha perdido el favor de Ferraz que apuesta por Gutiérrez, pero Gallardo tiene más peso porque -teoricamente- controla la federación de Badajoz, más numerosa que la de Cáceres controlada por Gutiérrez.
Extremadura, por tanto, puede convertirse en el primer revés a nivel interno en 2025 para un Sánchez que quiere controlar el poder territorial en un momento delicado para el PSOE, acorralado por la Justicia, debilitado parlamentariamente por un Junts muy incierto y acosado por una oposición muy hostil. En todo caso, salvo Extremadura, hay pocas dudas que Sánchez contará con los apoyos necesarios para revalidar el liderazgo obtenido en el pasado congreso de Sevilla.
En la Rioja, Madrid y Navarra no se esperan sorpresas. Javier García es el nuevo secretario general de La Rioja desde hace unas semanas al no presentarse ningún otro candidato, al igual que Óscar López en Madrid. María Chivite seguirá al frente de los socialistas navarros y tampoco se esperan sorpresas en Asturias con la reelección del actual presidente regional, Adrián Barbón. En el campo de los interrogantes se encuentran varias federaciones como Galicia, Cantabria, además de Aragón, a las que hay que sumar el avispero de Extremadura.
Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, ya ha anunciado este mismo martes su renuncia al cargo. Tras el congreso federal celebrado en Sevilla nadie dudó, salvo él mismo, de que su continuidad era un oxímoron porque no recibió ni siquiera un tibio apoyo de Sánchez. Además, en pleno congreso diferentes federaciones andaluzas le dieron la espalda. La guinda al pastel se produjo en la moción de censura en Jaén donde su papel ha sido nulo.
En el socialismo andaluz se ha abierto un compás de espera en el que se mira a Moncloa y a Ferraz, a los movimientos del todopoderoso secretario de estado y miembro de la ejecutiva federal, Paco Salazar, y a los de Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE y de su número dos Juan Francisco Serrano, líder destacado de la federación jienense. En los próximos días, Sánchez deberá mover pieza y desvelar quién es su candidato preferido y, hoy por hoy, todo el mundo espera que designe a María Jesús Montero, la vicepresidenta del Gobierno y mano derecha de Sánchez porque no en vano es vicesecretaria general del PSOE. El desembarco de Montero se da por hecho y seguiría el esquema ya desarrollado por Sánchez de enviar ministros como líderes de las federaciones como Salvador Illa -Cataluña-, Diana Morant -Valencia- y Óscar López -Madrid-.
En Cantabria, el partido está muy dividido entre los partidarios de Pablo Zuloaga, actual secretario general, y Pedro Casares, que han llevado su pugna incluso a las copas de esta navidad que han celebrado las agrupaciones socialistas. Zuloaga perdió las primarias para elegir la delegación cántabra al congreso federal frente a Susana Herrán por un estrecho margen de votos, pero su rival fue relevado en la ejecutiva federal. De momento solo Zuloaga ha anunciado su candidatura. Casares no lo ha hecho.
En Galicia, el exsecretario general, Gonzalo Caballero, está animando el proceso de primarias criticando la gestión de Ramón Gómez Besteiro y Valentín González Formoso. No parece que vayan a producirse cambios en la federación gallega pero Caballero contrapone su gestión y sus resultados a los obtenidos por Besteiro, que son objetivamente mucho peores.
En Castilla y León, tras la renuncia de Luis Tudanca, Ferraz ha allanado el camino para encumbrar a su favorito: el alcalde de Soria, Carlos Martínez. En estas fiestas se intensificaron las conversaciones para evitar un enfrentamiento e, incluso, se explora la posibilidad de una tercera vía que señala a la actual portavoz del partido Esther Peña.
En Aragón, la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha dado el paso para presentarse en el congreso que se celebrará en el mes de marzo. Juan Antonio Sánchez Quero, presidente de la todopoderosa Diputación de Zaragoza, no se presentará a las primarias en representación del sector de Javier Lambán, y tampoco lo hará la exvicepresidenta Mayte Pérez, pero sí lo hará Dario Villagrasa, hasta ahora secretario de organización del PSOE aragonés, alcalde de Bujaraloz, y yerno del expresidente Lambán. Sin embargo, la imparcialidad de Sánchez Quero rompe directamente a la federación zaragozana, la mayor de la comunidad, y ha dividido a sus diputados provinciales que “no quieren abrir una guerra con Madrid”, según apuntan fuentes socialistas aragonesas. Pilar Alegría tiene trabajo por delante pero en pocos días se le ha abierto un camino casi impensable hace dos semanas.
En conclusión, el PSOE es un melón abierto pero que se cerrará en dos meses y no parece que esté en duda lo que ansiaba la derecha política y mediática que no era otra cosa que el fin del sanchismo. Parece que los deseos no se convertirán en realidad.