Seamos sinceros. Preguntemos en nuestros respectivos entornos por los sentimientos nacionales hacia las islas Canarias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Seamos francos y valientes. Planteemos la cuestión desde el mismísimo Consejo de Ministros hasta el bar de la esquina: ¿cuál cree usted que debería ser el futuro de Melilla y Ceuta e, incluso, de las islas Canarias? Y, eso sí, preparémonos para los porcentajes de las respuestas. No somos conscientes de la españolidad, por historia y por sentimientos, de ceutíes, melillenses y canarios. Desde el resto de España (la Península) se les ve lejos, tan lejos que parecieran en las antípodas. Ni sus problemas nos afectan (que allá se las compongan) ni desde el conjunto de la...
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