Empleos suprimidos, enfado de los hinchas por los precios de las entradas, una estrategia de gestión errática y resultados deportivos deprimentes: después de un año de vida en común, el millonario Jim Ratcliffe y el Manchester United navegan por aguas muy movidas.
El domingo, los 'Red Devils' visitan al Liverpool en un duelo entre históricos que antaño hacía saltar chispas pero que ahora se presenta muy desigual, con el United decimocuarto en una liga inglesa que comanda el club de Anfield con 23 puntos más.
Ratcliffe, accionista [con un 29% de la propiedad] encargado de las operaciones relacionadas con el fútbol, consideró "el enemigo" al Liverpool cuando aterrizó en Old Trafford y dijo que "en tres años" aspira a rivalizar con el Manchester City, al que llamó "vecino ruidoso", y con el propio Liverpool, al que considera "el otro vecino".
Pero el primer año no invita al optimismo de los hinchas, que no ocultan su desencanto con algunas decisiones del septuagenario, originario de la periferia de Mánchester.
El patrón del grupo químico Ineos aumentó durante la temporada el precio de las entradas para los abonados, suprimiendo las reducciones para niños y jubilados.
"Eso ha generado un foso importante con la base de nuestra hinchada y el club debe actuar con urgencia para reparar los daños", reaccionó ante esta medida el grupo de aficionados Manchester United Supporters' Trust.
Hace un mes hubo incluso manifestaciones delante de Old Trafford, el 'Teatro de los Sueños' del club, según un sobrenombre cada vez más en desuso.
De manera interna, la nueva dirección suprimió unos 250 empleos, especialmente entre personal con bajo salario que estaba contratado desde hacía años. Canceló además la fiesta de Navidad para los empleados de la entidad.
La financiación de la fundación del club se ha visto reducida, según Sky News, y se terminó con la subvención a la asociación de ayuda a exjugadores, informó The Sun. Nada de ello contribuye a aumentar la popularidad de Ratcliffe, el hombre más rico de Inglaterra.
"Debemos tomar decisiones difíciles e impopulares", reconoció en diciembre el empresario en declaraciones al fanzine United We Stand. El club ha pasado a ser "mediocre" y por eso "hay que ahorrar cada libra" para poder recuperar la gloria perdida, insistió este firme defensor del Brexit.
En el mercado de inicio de temporada se invirtieron casi 240 millones de euros [247 millones de dólares] para fichar a jugadores como Leny Yoro, Manuel Ugarte, Matthijs de Ligt, Noussair Mazraoui y Joshua Zirkzee. Pero los resultados deportivos no han sido para nada los esperados hasta el momento.
Tampoco han dado frutos por ahora los 10 millones suplementarios pagados en noviembre para hacerse con el entrenador portugués Ruben Amorim.
La gestión del entrenador precedente, Erik Ten Hag, dejó mucho que desear.
El técnico neerlandés fue mantenido en el puesto a pesar de una temporada 2023-2024 desastrosa en la Premier League [octavo puesto final] y en la Liga de Campeones [una victoria en seis partidos]. El título en la Copa de Inglaterra le permitió ser renovado en julio, para ser finalmente despedido a finales de octubre.
Más de dos meses después de la salida de Ten Hag, el equipo que ahora dirige Amorim encadena desilusiones. Tres derrotas ligueras seguidas en el final de 2024 han dejado al equipo en el 14º puesto.
El técnico portugués de 39 años ha llegado con un nuevo sistema táctico (4-3-3), con el que brilló en el Sporting de Lisboa pero que por ahora no ha logrado trasladar con éxito al United.
En la directiva, los nombres se acumulan y para muchos hay demasiados pesos pesados en los despachos: Jim Ratcliffe, Dave Brailsford, Joel Glazer, Jean-Claude Blanc, Omar Berrada, Jason Wilcox o Christopher Vivell.
El director deportivo Dan Ashworth, llegado el 1 de julio, abandonó el puesto después de apenas cinco meses. Fue un duro golpe para Ratcliffe, que había decidido pagar varios millones al Newcastle para hacerse con sus servicios.
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