Las calles del casco histórico en Navidad suponen uno de los pocos momentos en los que el bullicio de turistas es suficiente pero no agobiante, y además se les puede ver con ropa de abrigo, algo acotado en Córdoba a bien pocas semanas. Tras la temporada de otoño compuesta por septiembre y octubre , sumadas a diversos puentes o días festivos posteriores en noviembre y diciembre, las Fiestas oscilan entre esos momentos fuertes y la inmediata temporada baja de enero y febrero. Este fin de semana, entre el fin de año y la cabalgata de Reyes, compone, pese a ser ya 2025, el último tirón del 2024 . Se podría describir con un oxímoron: un tranquilo jaleo. A mediodía , la zona de la Judería lucía con un aceptable trasiego de gente pero despejada en comparación con fechas más aglomeradas y, por ejemplo, los bares de la Plaza Agrupación de Cofradías, muchas veces sin un hueco ya desde el desayuno, contaban con zonas sin ocupar. Las calles y callejuelas podían ser recorridas sin demasiado barullo , salvo varios puntos que ejercían de atractores: algunas tiendas de souvenirs de Tomás Conde, la zona del Zoco de los Artesanos y la capilla de San Bartolomé, la Plaza de Tiberíades y la puerta de la Sinagoga. Precisamente, entre la entrada al Zoco de los artesanos y la capilla de San Bartolomé nos encontramos con la pareja madrileña formada por Antonio Fernández y Sara Moreno, que graciosamente intentaban acceder al Zoco, cosa imposible por la aglomeración, así que se dieron la vuelta para ir hacia el museo Taurino. «Queríamos pasar este fin de semana en una ciudad de interior castellana o andaluza, y nos decantamos por Córdoba porque queríamos conocer la Mezquita », explican. «Y de paso probamos el auténtico salmorejo , conocemos el plato pero en restaurantes de otras ciudades», concluyen estos visitantes entre sonrisas. Muy cerca, otra pareja también madrileña , Iván Quintana y Alba Salazar, esperan para su visita en la capilla de San Bartolomé . «Hemos aprovechado para hacer una visita guiada a la Mezquita, Sinagoga y esta capilla, que es la que nos falta». Ambos se muestran igualmente encantados con un viaje de fin de semana que incluye a la gastronomía como plato principal, nunca mejor dicho. En ese sentido no se salen de la segura calidad, y reconocen que tienen reserva tanto en El Churrasco como en Casa Pepe. A un par de minutos un grupo bastante amplio de visitantes de la ciudad atienden a las explicaciones de un guía es español en la plaza de Tiberíades, donde está, paradójicamente, no su estatua, sino la de Maimónides . El guía se enfrasca en la anécdota sobre tocar sus babuchas para que la figura te contagie con su sabiduría . Tras las explicaciones, dos parejas de amigos , de Valencia y Barcelona respectivamente, y que atienden a los nombres de Teo, Agustina, Cosme y Adriana, cuentan que pasan toda la semana desde el lunes pasado en Andalucía , siendo Córdoba parada intermedia. «Conocemos Córdoba cada uno por nuestra cuenta de muchos años atrás, pero es la primera vez que venimos juntos tanto como parejas o amigos». Pasan dos días pero una sola noche en la ciudad, en la que su propósito es ver todo lo posible en la Judería e incluir el Alcázar, monumento que ninguno ha visitado. Por la misma zona, en la calle Judíos, José Calmaestra , espera a que su esposa e hijos se reúnan con él, mientras andurrea. Pasan el fin de semana entero en la ciudad y proceden de la cercana Granada . «Ya conocemos todos Córdoba, venimos para encontrarnos con amigos y, sobre todo, para hacer turismo sin cuestas », indica bromeando en referencia a las pendientes de su ciudad natal desde el Darro hasta el Albaicín, el Sacromonte o la Alhambra. El apelativo de Córdoba como 'La llana' se torna un atractivo más que se suma a la temperatura tan llevadera de día y de noche.